Cizalla la razón asesina que distancia el niño de los hados extrañados
abre camino a la conciencia certera de la provisionalidad
desmadeja un pronombre intrincado de espejismos y sospechas
literalmente, despeja, la muerte y la tristeza.
Cizalla el encanto de las frases altisonantes, el silencio migrante
cierra oficios artesanos el poeta, Cao dice: claro decir.
Decir, claro. No todo lo que puede hacerse tiene su correlato
literatura de lúcidos soliloquios en cadena, en inútiles cadencias.
Cizalla en desamparo el esfuerzo de los pobres a machetazos.
incita un café Almafuerte para acariciar el cardal de obreros,
sobre la plancha del cielo metálico, pensar el infinito
de algo sirve haber vivido si puedo morir con un tango.
Cizalla incidental de la herencia resignada, de las manos manoseadas
de la lengua perversamente suelta que degusta el dolor, el amor y el trabajo
y los oídos contagiados por el secreto ladino, malditamente cerrados
a los ojos de cataratas extendidas gastados por la ignorancia, cizalla.