En https://cinemundo.com.ar/5554/ TEOREMA
miércoles, 20 de marzo de 2024
domingo, 18 de febrero de 2024
Mecano
Milito estos pertrechos tiempos de democracia
La hoja es carne de la esperanza
llevo la palabra impresa, mecanografiada. Tabulaciones que corren el margen…
LA LIBERTAD OBTURADA
Mecano de la histeria generalizada
fue tu timbre espaciador de la memoria
la tecla violenta de la derecha
que SILENCIA
Irrumpe el tipo defectuoso del género
“o”, “a”, “e” signa y marca estos tiempos
soy sorora de mis pares
¡Ruin libertario del silencio!
Seamos autómatas de la vida diversa
quiero espontánea la “e” en mi lengua
el idiota prefigura del mal, es persistente
elige diferente fuente
es posible el avance de los nines
es urgente…
domingo, 28 de enero de 2024
Propiedad privada
Privando el camino, el nefasto pueblerino
de lo nuestro que es de todos, él promueve el exilio.
Se cree dueño del río, habrá que cortarle el cerco
La hospitalidad del pueblo, ¡vení, saltá la tranquera!
Mirando el río oscuro de sus desechos que contaminan.
sábado, 27 de enero de 2024
Despertar
¿Qué es la vida?
Vuelvo mil veces, indefinida
Incierta y pelotuda disquisición
Mientras ella, pasa irónica se rie y relamiéndose de placer espera que siga muriendo.
Nuestro paraíso
Mía ...
El agua del sol, ríe poniente
estrellas flotantes titilan,
navegan el río creciente.
La piedra sostiene los urbanos cuerpos
correntada de ilusiones y tus músculos tensos
No me dejas caer, deseo...
La sonrisa plena en tu piel dorada
el agua cristalina en el fondo de tus días
Soy cascada insidiosa, eternidad de las rocas
Tu arena dorada, historia del tiempo
montaña vigía de los viajes eternos
algas florecientes fondo de nuestro recuerdo.
Chicharra que hostiga, agobia la tarde
Conspicua libélula, mágica imagen,
Atrapo sus lábiles alas, instante...
Mío...
El rayo furioso que orada mi piel
dolor aceitado de cueros resecos
Sol que calientas mis doloridos huesos
música esta vida al sonido del río
mis pesares resbaladizos se hunden entre el musgo hendido
el viento insistente oscuro de aires
el pato silvestre vigía del amor salvaje
los peces plateados convidan el espacio
y el atardecer acompaña la melancolía
del bosque enmarañado.
La soledad es mía...
El verde se extiende, horizonte incierto
el árbol resaca apresado por el tiempo
el espinillo que insiste en incrustarse en mi cuerpo
sus espolones mortales clavando el anhelo
el sapo acompaña el avance de la noche
los mosquitos esquivando el surco del viento
pajaritos que comen las migajas olvidadas
del almuerzo ha quedado la nada
siempre un perro melindroso de despojos
Un caniche sorprendido por el río
solo queda un pasado de vestigios
Nuestro es este paraíso
y tú, Luna inmensa, custodiando el idilio...
viernes, 19 de enero de 2024
Cinefilia. Variaciones literarias. EL ÁNGEL EXTERMINADOR
México
EL ÁNGEL EXTERMINADOR (1962)
Luis Buñuel
Abadón
Ingresaron a la mansión y debieron dejar sus abrigos en la habitación del primer piso. Hacia allí se dirigieron uno tras otro, cómo un rebaño de ovejas que responden al estímulo conocido, el de la campanita de la dominante. Bajaron al salón comedor conversando animadamente sobre la obra que habían visto, emitiendo juicios de valor sobre lo que debería hacer esa gente para cambiar su condición de vida. El mayordomo escuchaba estoicamente pensando que con los magros pesos extras que se haría esa noche, por fín podría terminar la habitación de su primogénita que ya tenía 5 años y seguía durmiendo en la cama matrimonial.
Habían ido al teatro, el espíritu había vuelto pleno de emociones. La obra los había impactado tanto…Hablaba de las injusticias de este mundo que ellos desconocían. Con una copa en la mano, todos estaban de acuerdo en que había que desterrar la pobreza, que no era posible que hubiera chicos que no tenían para comer…No pasaba de la reflexión. La obra de arte no había generado cambios profundos en los espectadores más que comentarios despectivos en relación a la verosimilitud de los hechos que allí se contaban. La culpa siempre estaba en el otro, el mundo está así de corrompido porque nadie respeta a nadie, no hay valores, deberían enseñarse en la escuela, decían interrumpiéndose unos a otros mientras hacían una breve pausa para engullir el canapé que tenían entre los dedos y tomar un sorbo de champaña burbujeante. Tras estas rápidas soluciones a los problemas sociales, volvían a resaltar el placer del bocadillo que estaba ingresando al recinto.
Ya no quedaban sirvientes, todos habían partido hacia sus hogares anticipando los acontecimientos que estarían por suceder. Por supuesto que no lo habían hecho con el beneplácito de la dueña de casa que no sabía siquiera hacer una ensalada. Se habían retirado a hurtadillas, porque se rumoreaba que aquella noche la gente saldría a las calles a protestar por las duras condiciones económicas por las cuales transitaban. Sólo el fiel mayordomo hacía frente a dar el servicio, convencido en que su entrega redituara en su beneficio.
Se sentaron a la mesa estratégicamente, cada uno de ellos sabía con quien no quería cruzar siquiera una mirada. Es posible pasar desapercibido incluso dentro de un grupo no tan numeroso. La necesidad de protagonismo es una de las estrategias que más han entrenado todos ellos. Cuando la ponen en práctica logran hacerse dueños del poder, de la atención y del dinero. El poder de convencimiento es todo y resulta una artimaña eficaz para sobrevivir en ciertos círculos. Así, a fuerza de codazos para emitir un juicio de valor sobre la realidad del mundo, se atragantaron de alcohol y comida, hasta que no quedó nada. Se desternillaron de la risa ante la caída del mayordomo con todo el guisado que terminó en la basura. Brindaron por un mundo mejor y el fin de las guerras. Iba cerrando la velada cuando la anfitriona invitó a su querida amiga, la pianista, a ejecutar el “Cuarteto para el fin de los tiempos”. Lo disfrutaron en silencio, cada uno evaluando el despliegue de interacciones de la noche, sopesando el rédito que habría de depararles la semana entrante, cuando pergeñaran un encuentro casual con la persona conveniente. Elucubrando así futuras traiciones e intrincadas acciones maquiavélicas la performance de la pianista llegó a su fin pero nadie atinó a retirarse. Alguien se animó a citar: la estamos pasando tan bien, podemos quedarnos “hasta que despunte el día y salga el lucero de la mañana en nuestros corazones”.Nadie fue en busca de su bolso y su abrigo así que nadie quería irse. Todos sabían que retirarse en primer término significaba habilitar las habladurías y los chismes así que ninguno de ellos estaba dispuesto al escarnio. Y así se quedaron aquella noche, que terminaron durmiendo tirados por el piso, como animales, todos juntos y revueltos. Sin las comodidades propias de su condición burguesa, la situación en principio carecía de todo decoro, más tarde resultó una tortura.
A partir de aquella noche y durante una semana fueron presos de conductas ya conocidas por todos ellos: la abulia, la desazón y la desidia. Se instaló en aquel cuarto la inercia. Ninguno de ellos pudo llevar adelante un cambio, un movimiento liberador una actitud revolucionaria que rompiera con el orden que se había instalado. Eran esclavos de lo mismo que solían criticar. Nadie pudo liderar la solución, abrir la puerta y salir a la calle. El abismo insondable no estaba detrás de la puerta de calle tal como ellos lo intuían. La perdición la constituía aquel grupo infame de burgueses que definían los destinos del resto del mundo. Aquella semana vivieron su propia ruina, la sabiduría de la que tanto se jactaban tener, trajo consigo el sufrimiento y la pena que le es tributaria. Cual si fuera la rotura del Séptimo sello, un ejército de plagas comandado por el Ángel se desplegó sobre la pequeña comunidad instalada.
La falta de agua y comida, los ánimos exaltados, la crisis emocional y psíquica de alguno de ellos, la violencia, la pérdida de toda compostura e imagen, la cruda esencia humana, la necesidad se mostraba sin tapujos. Las miserias humanas, violar, golpear, maltratar, robar, matar, fornicar fueron las acciones preferidas por los asistentes a tan notable banquete.
El castigo por todos sus pecados no les hizo escarmentar ni siquiera tomar conciencia de su accionar diario. Realmente consideraban que eran buenos cristianos dándoles las sobras de sus banquetes a los mendigos que todas las noches revolvían su basura en busca de algo para comer. La reclusión terminó cuando se acercó al lugar Gabriel, uno de los mozos de la casa, quien preocupado por las penurias que debían estar pasando sus patrones, decidió abrir el portón de ingreso y franquear la puerta principal de la posada, con la firme convicción de que aquello era muy extraño y que era irrisorio de que se tratara de una decisión de los allí presentes, por más dinero y títulos honoríficos que tuvieran.
Las empresas presentan el lock out patronal y el Estado decide frenar la ola de protestas en la ciudad. Las tropas policiales arremeten contra nutridas columnas de manifestantes que se presentan alineados detrás de sus líderes. La represión deja cientos de jóvenes acribillados.
Cinefilia: Reseña literaria. MUERTE EN VENECIA.
Italia
MUERTE EN VENECIA (1971)
En su halo, navegaba el río bajo un rojo atardecer. Al propio ocaso se entregaba esperanzado en encontrar la voz. Esperaba, que pasaran los días y aquellas musas inspiradoras con las cuales conquistó cierto reconocimiento y prestigio vuelvan a su vaga pluma, incierta de destino; contar lo que siente, lo que vive, sin avergonzarse ni pensar en que su imagen como artista encumbrado se vería manchada. Como los barquilleros, a la orden de la demanda, sale a la búsqueda de la experiencia. ¿Dónde lo llevarán? Esperaba animarse a ser sin tener que dar explicaciones ni exhibir títulos. Pase por acá, Sr. El arte está lleno de mediocres y él uno más, por qué no habría de serlo si a diario juzgaba los trabajos de los otros, pero no podía alcanzarlos ni en calidad ni cantidad. No tenía mucho para decir, por eso andaba a la caza de vivencias. Las únicas que le llegaban no se animaba siquiera a reconocerlas para sí mismo.
Censuraba todo sentir hacia aquella belleza pecaminosa que amenazaba por mar. Arribaba desde los puertos sirios, trayendo las pestilencias de lo exótico. Lo miraba desde lejos, evitando toda aproximación lastimera. Hubiera sido rechazado de pleno, acusado de estupro.
La peste corroe el paradisiaco balneario y corroe las almas. Si tan cerca está la muerte… qué más da soltar el yugo de la moral para habilitar el deseo. Todos vamos a morir, están cayendo de a uno, tal vez te pierdas entre las pilas de basura de esta ciudad inmunda y necesites ayuda. Allí estaré yo, pequeño adonis, para rescatarte y rescatarme de la pila de mugre que ahoga mi existencia. Te miro… Lo mira, con lascivia y ternura. Con la perversión propia del hombre mayor que ya transitó los recovecos inusuales de la piel joven, con los pliegues arrugados del deseo malhabido. Lo mira con aquellos ojos vidriosos que no pueden brillar ni siquiera por amor; con la ternura añeja con desidia conseguida. Es la primera vez que desearía solventar la trivialidad adolescente con tal de acceder al fruto corrupto del cariño. Fantasea que aquellos rayos de luz que el mancebo proyecta se posen sobre su espíritu y lo inunden de juventud, gloria y nuevo reconocimiento. El hombre mayor sueña que renace bajo la luz de la esfinge, que aquello lo ilumina hasta la muerte. Se ilusiona con sus días de reposo en el geriátrico maloliente, donde terminará visitado por el joven que lo admira.
En todos estos devaneos se dispersaba, bajo el acompañamiento del ruido de las olas y los niños corriendo entre las sombrillas. Aromas de la vida: el ácido penetrante de las naranjas, las fresas pasadas por el calor y el siroco que presagiaba la propia muerte en la Venecia del artista. Aquel espacio de creación íntimo, fugaz y exclusivo donde a veces encontraba la palabra. Otras veces, la palabra estaba, pero faltaba el instrumento, el medium que le diera vida, el interpretador de emociones. La letra ha nacido muerta, darle vida es exponerla al sentido, darle significado, corromperla.
Necesitaba salir de ese delirio que lo llevaba a pasarse las tardes mirando el toqueteo juguetón de los chiquillos sin poder encontrar una sola línea verdadera. Aquel ansiado equilibrio por el cual tanto se lo alababa, por su poder de síntesis y emoción, se había perdido frente a la pureza del deseo impuro de la vejez. Deseo de ser otro, sentir con la fuerza de los jóvenes y la conciencia de los años. La castidad es la fruta prohibida del pervertido y su esclavitud.
Supuso que un antifaz carnavalesco lo pondría a la altura del juego infantil que se había dispuesto a concretar. Contrató un disfraz de la belleza para el rito que sabía próximo. Por escenografía, el estuario nauseabundo, un vestuario impoluto que se contraponía a las ratas que desfilaban en la puerta, su rostro de cartón pintado era la fantochada de la plenitud y su aspecto en general formaba parte del teatro de la vida a la cual se había entregado desde siempre. Una ficción intocable, paraíso del ser acomodado que no se deja tocar por la realidad.
Al borde de las olas cenagosas, respirando la pesadez del aire, se arrellanó en la reposera tijera, mientras la pintura burguesa se desteñía dentro del Lido y el barniz lozano que escondía sus miserias chorreaba. Las primeras y últimas líneas de la admirable tragedia pergeñada jamás se escribirían. Aparecieron bajo el sol del ocaso lastimoso y se diluyeron como la espuma barrosa, dejando veladuras de poesía. A contraluz, el David recortaba la muerte del día y daba marco a la muerte del artista.
sábado, 6 de enero de 2024
Cinefilia: Reseña poética. TODAS LAS MAÑANAS DEL MUNDO
Francia
TODAS LAS MAÑANAS DEL MUNDO (1991)
Alain Courneau
Escucha en las hojas la música del viento,
el crujiente otoño y el niño riendo.
El pincel del artista acariciando el paño
el desgarro de las cuerdas entre tus dedos.
Escucha el agudo crepitar de los leños
y tu voz monótona, melodía meciendo.
La música del silencio de los tiempos
del bebé el frágil sueño pleno.
El floreo saltimbanqui de tus dedos
solo para lucir tu insignificante instrumento
haces gala del surco sobre tus yemas,
el rozar de tu alma en vuelo.
La sintaxis de las notas no es la vida
como no lo es el ritmo de tus recuerdos.
No compongas más lamentos, ni sollozos,
líbranos de palabras, del dolor y miedo
Sé instrumento de la vida, suspiro…
Deseo inmenso
lenguaje que no es humano, el amor como placebo
hallar en la rima justa, armonías…
hacer bailar a los muertos.
abrevadero…
dadme música que alivie los golpes del martillo
sea suspiro y consuelo,
la palabra del que no tiene
la tumba de los lamentos.
Cinefilia: Reseña poética. DESPUÉS DEL AMOR
el hachazo que partió la cabeza en dos
la sorpresa, sin proceso, sin adioses ni consejos
sin espacios para el duelo.
Después del amor horadó el recuerdo
en la foto el empaque del tiempo
un momento, un fugaz feliz encuentro
cuando aún éramos tres en el universo.
Después del amor sorprendió el descubrimiento
un mensaje amoroso con un tercero
un “te extraño” a otro lado, a otro cuerpo
unos besos amorosos que ya no tengo.
Después del amor irradió tu foto
en la billetera diaria, junto a la tarjeta de crédito.
tu carnet de embarque y otro documento
una mujer blanca que no recuerdo.
Despuès del amor flotó el perfume
tus camisas infladas de la memoria de tu cuerpo
una intrusa, el amor que no abandona.
Un hijo renacido, en la otra tan hermosa.
Dos orillas desmoronan, sobre el Canal de la Mancha
Después del amor mi humanidad sola
con la traición a flor de piel y otra piel que te aprisiona
un hijo que ya no está y otro que abandonas
una mujer y una casa al otro lado de la costa.
Después del amor, somos dos las que te lloran.