sábado, 1 de febrero de 2014

Hacia mi cielo





Y te embargó la pasión. La del niño que se empecina en lograr que sus personajes de fantasía cobren vida . Es el hambre de trascender que te encuentra día a día intentando asirte de pequeños desvíos del mundo para acercarte a un más allá que te ubica más cerca de la humanidad. Es el deseo irrefrenable de dejar de ser el trabajador, el padre de hogar, el hijo para pasar a representar el papel de las nobles almas del arte. Es tal vez, la inquietud que te hace expresar en un juego infantil y desquiciado la necesidad de ocupar el espacio. Es la necesidad de jugar, como aqui me encuentra dando paso a las palabras que no son más que un código de aquello que jamás se puede transmitir porque no hay lenguaje para el alma. Será tal vez la poesía aquella responsable de mirar con otros ojos el sentir?