jueves, 13 de septiembre de 2012

¡¡Joyce!!



¿¿¿Por qué puede llegar a ser odiosamente ridículo disfrutar???. ¿¿¿Por qué la maldita presión de la vida liviana se me presenta como un trabajo irresoluble???. Intento arrancar jirones de pesimismo pero es siempre lo mismo: esta necesidad absurda de encontrar la paz del alma en soledad, pretender aislarme del mundo pretendiendo que éste no tiene nada bueno ni agradable para descubrir. Menospreciar el acercamiento inocente de una mirada cómplice convenciéndome de que no hay nada que tú puedas aportar a esta mísera vida, yo no estoy aquí para devolverte una mirada simpática y de aprobación. Yo, encerrada en el pobre sentimiento de creer que la trascendencia se acercaría a la inevitabilidad del ser consigo mismo, de escarbar en la reconciliación con la soledad, en someter el ansia a los embates de la misantropía, yo aislada y pobre engaño el decir. Mentiras que no se sostienen mirando al otro como un ser inferior. Enfado de no poder despegar la idea que sostiene la miseria. Tristeza que desborda por la humanidad enclenque. Delirio de las fuerzas superior conspirando.