domingo, 18 de septiembre de 2016

Clarita


Clarita.
                                                                                                 Al Maestro
Yo quisiera regalarle algo a mi seño… mañana es su día… cuando yo cumplí años ella se acordó! Miró el cartel que habíamos armado entre todos, dónde habíamos puesto el nombre de cada uno y su fecha de cumpleaños y ella se acordó!! Puso el día, dijo que abriéramos el cuaderno y pidió a todos que miraran el almanaque y se fijaran que día era hoy: El cumple de Clarita Ezcurra!! . 
Anoche me acosté dando vueltas en la cama y pensaba y pensaba, y me dormí pensando y la ví envuelta en flores como le gusta a ella venir, todos los días con una pañoleta de colores diferentes, combinando sus uñas cada una de un color diferente con el color intenso de sus labios rojos y la pañoleta de colores haciendo juego. Y ni les cuento cuando trae un perfumito que ya nos dijo que tiene poderes mágicos, cuando terminamos de copiar a tiempo nos rocía, hacia el aire,  y el olorcito se expande en el ambiente un aroma especial que nos hace especiales porque sabemos que en ese instante… ¡que no vuele una mosca porque se viene la hora del cuento! Y allí nos quedamos todos, cómo que va a aparecer un fantasma por la puerta escuchando atentamente pero inevitablemente aparece alguien, siempre alguien aparece… y el cuento se corta pero la seño no se enoja porque seguro que nos cambian el tubo de luz, pero otras veces sí se enoja, porque se tiene que poner a leer algo que le manda la directora con una de las porteras y ahí, cuando mi seño se enoja y encima se cortó el cuento yo también me enojo pero enseguida suena el timbre de recreo y se nos pasa. Salimos al recreo y yo pienso que ella se acordó de mi cumple y agarro las dos monedas de un peso que me quedaron de los mandados y compro en el quiosco dos chicles y uno se lo regalo a  mi seño. Y de repente me pasa por al lado la del año pasado, con su pelo lacio larguísimo, tan largo  que me hace acordar a Razpuntzel y me la imagino, tirando su trenza salvadora para poder encontrarse con el príncipe. Pero estos momentos duran poco dado que ya pasó Roberto por al lado corriendo a las patadas limpias con Faustino y entonces se escucha a lo lejos la voz de la bruja diciendo “terminó el recreo” y ahí suena de nuevo el timbre y todos salimos corriendo como si realmente un ogro hubiera aparecido para comernos. Esto también dura unos breves instantes, el griterío es interminable y la sensación de seguir corriendo y que no descubra que no hicimos caso es más emocionante que el miedo que pretende infundirnos con su presencia. El griterío, las corridas y empujones son lo más divertido de salir al recreo pero no se compara al momento en que entramos al salón y aparece la bruja, ¡realmente aparece! para terminar el cuento que quedó pendiente, aparece y nos dice con esa voz que la seño sabe imitar: los comeré a todos!!! Y ahí, si me da miedo, parece que la seño se trasforma, pero es un ratito nomás y se me pasa.
Y vuelta a casa y debo pensar cómo hacer. Mañana es el acto del Día del maestro y seguro Etelvina, le va a regalar algo lindo, porque ella siempre le lleva algo que su mamá le compra para la seño, porque su mamá siempre le compra cuadernos de tapa dura y ya forrados, con etiquetas de princesa. A mí no me importa mucho eso, pero si me da bronca porque cuando ella borra no se le hace un agujero como a mí y la seño siempre le pone excelente.  Escucho a mi mamá todos los días sacar corriendo al perro de los malvones,  pero esa mañana tome coraje. En puntitas de pie con un pan en la mano para que Mendieta no me delatara, me arrimé al malvón y arranqué una ramita.  La escondí cautelosamente en la mochila pero entre tanto manual que tenemos quedó medio apretada.
Llegué a la escuela y fué la sonrisa de su pelo enrulado, fueron sus pecas que le cubrían el rostro, fueron sus ganas de mostrarme algo que nos había traído para hoy, que me hizo abrir la mochila rápidamente, justo cuando Etelvina le daba un regalo en papel celofán todo envuelto  y yo le gané y le dí a mi seño el ramo de flores que ella agradeció con muchos besos y abrazos dejando a un lado el celofán que llevaba más tiempo abrir. Y entonces, fue ese día, cuando volvía a casa y Mendieta  estaba atado por haber roto las plantas, que me dí cuenta  de lo que quería ser cuando fuera grande.


miércoles, 14 de septiembre de 2016

Luzbelita


                                                                    Lunes, 12 de Setiembre 2016. González Catán

Fiscalía N° 1 La Matanza. Pichincha y Varela. San Justo.
Tengo 12 años. Tengo que contarle mi historia porque ya varias veces ustedes han citado a mi mamá a esta oficina, a mí me han dejado sentada en el pasillo y cuando salimos de ahí siempre un problema. Que la guita no alcanza, que tu padre no sé dónde anda, que la escuela no la ayuda…
Un día la Directora del colegio me llamó a la dirección para preguntarme si andaba todo bien por casa. ¿Qué sabía, qué había pasado?. Vivo en el Partido de La Matanza, siempre pasa algo… A veces te enterás que el vecino del fondo tuvo que mudarse porque se peleó con otro y vino todo el barrio a quemarle la casa, otras veces es mi amiga,  la que no vuelvo a ver porque la madre debió mudarse porque el padre abusaba de ella…
Esta vez me tocó a mí. No sé por qué razón pero ya empecé cuarto grado cinco veces en siete escuelas diferentes. Vamos para acá, vamos para allá y ese hijo de puta de Roberto que no me deja en paz. Que tráeme vino, que vení y sentáte acá, que hacéme caso, que lava los platos, y tras el revoleo de patadas o el empujón,( porque yo no tengo ganas de que me anda mandando),  encima a mamá siempre le anda diciendo cosas, que con quién andas, que qué hiciste esta tarde…
Y dale que vamos de un lado para otro, que a la casa de la abuela, vuelta con el Roberto, que a la casa del abuelo en capital y otra vez el Roberto maldito.
El otro día escuché que se cumplía un aniversario por la muerte de Roberto Sánchez… igual que el Roberto… pero estaba allí sentando, sonriendo con la noticia, le había causado gracia… a mí también!
Un día más  ingresé   al 4° grado A turno mañana. Esta vez fue mi tía que me llevó al colegio porque me veía en la casa todo el día y el maldito encima mío.
La niña fue inscripta por la Sra. B quien refiere ser la tía de la niña. Concurre con un pase de la EP N° x, sita en Barrio x, Km x, Gregorio de Laferrere.  La Sra B se hace presente en el Equipo de Orientación Escolar de la EP x para comunicar que la niña era golpeada y maltratada por su madre la Sra. C.
Nuevamente lo primero que pasa cuando entro a una escuela nueva es que tengo doce y aún no logre pasar de cuarto grado. Esto hace que empiece a escuchar que “la mando al gabinete, para ver que pasa ahí”…. Después de este primer día de clase citan a mi mamá y dale que va, todo empieza de nuevo, al tiempo otra oficina, el Roberto que va y viene y nosotras de la casa de la abuela a la del abuelo y de allí a lo del Roberto en Barrio Independencia.
Esta vez la tía se puso firme. Un día vino y le contó todo a la asistente social. Lo sé porque al otro día mamá estaba como loca, me dijo que a esa escuela no iba más y que si venía alguien a buscarla a ella o a Roberto saliera y les dijera que no había nadie.
Después de eso Leticia, mi mamá, (que le gustaba que le dijera por su nombre y siempre me decía que la podía llamar por su nombre porque aún era una chica joven y mamá la hacía sentir más grande) me propuso quedarme a vivir con la tía. Hablaron entre ellas, yo no sé muy bien que decían pero Roberto se escuchó varias veces. La tía era la hermana del maldito, pero conmigo era muy buena a pesar de mis primos que cuando ella no estaba aprovechaban para decirme  “¡sucia, andate a tu casa!”
-Yo con mis  tíos me llevo muy bien. Mi mamá debe resolver algunas situaciones…  
–¿Y cuáles son esas situaciones Luz?
-Mi mamá me golpea porque el Roberto se enoja conmigo porque no le hago caso.  No quiero vivir con ella, ni los fines de semana, me quiero quedar con mi tía. Roberto me reta cuando no hago las tareas o traigo malas notas
Me preguntaron también muchas cosas, que no quise contar porque ya las conté muchas veces y el maldito sigue ahí. No sé por qué mi mamá putea siempre repitiendo “que te voy a dejar con tu padre… ¡si supiera dónde está!”
El mismo día que entré a la escuela nueva con mi tía me la pasé en el gabinete, ni ganas tenía ya de ir al patio, no conocía a nadie y encima todos sabemos que si estuvo en el gabinete por algo raro es…
Me fui con la tía, pasaron los días y yo le decía que no tenía ganas de ir al colegio porque ahí no conocía a nadie, encima… si me preguntaban algo qué iba a decir …¿¡qué mi mamá me dejó con mi tía porque tenía unos problemitas!?. Llegaron las vacaciones de invierno, pasaron unas semanas de muchas lluvias… era imposible cruzar el campo sin quedar embarrado hasta las rodillas, así que de la escuela mucho no hubo. Un día apareció en la escuela, tras un par de meses, con alguien más.
La maestra me hizo juntar las cosas.  Vuelta al gabinete, ni sabía todavía cómo se llamaba mi maestra. No había ido desde hacía largo tiempo pero el tiempo había pasado porque esa panza con la que apareció Leticia no estaba la última vez que la ví. Aparentemente me quería llevar y como nadie la conocía en la nueva escuela no le permitieron que me retirara. La revuelta no se hizo esperar: atrás de ella apareció mi tía, una policía vestida de azul, otra que me llevó al patio y los gritos que se escuchaban desde lejos.
La Directora que hablaba del “Servicio Local de Protección de Derechos  del niño”  del km 29 de González Catán. Sé con perfección el nombre del lugar… cada vez que pisaba una escuela nueva caía en lo de Roberto o en lo de los abuelos una nota que yo trataba de descifrar para descubrir si la mandaba la maestra, la directora o quién. Tal vez, ese que Leticia dice que no aparece… ¿mi padre? No es acaso el maldito mi papá. Nunca le dije papá no sé muy bien porque, tal vez porque nunca tuve nada que decirle.
Y ahí mirá lo que me vengo a enterar y me lo cuenta la gordita de azul que se hacía la simpática para que yo le hablara y yo que ya no tengo más ganas de hablar de nada la escucho como desde debajo de la cama, en ecos que se pierden a través de la colcha que cae protegiendo el universo.
Ecos de que la tía es la hermana del maldito, claro, ya le conté señor juez esto, pero mire usted cómo me vengo a enterar que la tía  se había puesto de acuerdo con mis abuelos para tenerme en su casa mientras Leticia tramitaba su panza a punto de estallar. Me dice la simpática:
-Todos te queremos ayudar Luz. ¡Mirá cómo los abuelos ayudan a la tía para que a vos no te falte nada!.
La tía que no era tía, la abuela que va y viene y el maldito que no es nadie más que un maldito.
Y ahora quien es el que está por llegar, ¿mi hermanito?. En la escuela la maestra nos había contado un cuento sobre una nena que cuando le pasaban cosas que no quería se defendía gritando muuuyyyyy fuerteeeeeee!!!!
Ese día quería ser esa nena, la del dibujo con fondo oscuro que tiene una boca muy grande para gritar tan fuerte que arrasara todos los eucaliptos del campo y los caballos que pastan allí todas las tardes salieran volando por la fuerza de mi voz.
El eco y el aliento nauseabundo de la simpática me hacían pensar más y más en la idea. De pronto me di cuenta, la luz atraviesa los bosques cuando está saliendo el sol y venimos caminando por el campo para llegar a la escuela, da confianza en las noches en que se corta la corriente en todo el barrio y prendemos una velita hasta que se apaga y nos quedamos dormidos, la luz permite ver aquello que se esconde en la oscuridad,  y ¡Luz era mi nombre!.
Así que como la nena del grito pensé, pensé e imaginé tener un poder superpoderoso que irradiara luz para alejar las cosas malas, eso que me hacía sentir miedo en la oscuridad, las manos que se acercaban bajo las sábanas en medio de la noche. Era luz que con doce años me  había mostrado aquello que no podía ver porque no tenía aún este poder que tengo ahora de ver las cosas, por eso se lo estoy contando, Señor. Ahora puedo ver porque me di cuenta que tengo el poder de la luz. Leticia quiere que me vaya con ella, yo no quiero. Leticia me llevó al Durand y ahí vuelta al servicio local. Leticia está presente cuando Roberto me dice mentirosa y otras cosas y Leticia me mira, resignada y sin fuerzas.
-No quiero ir con Leticia le digo a la simpática que en el cono del eco ya no sé qué decía. Se escuchaba el tono de reto a Leticia, el tono de “te voy a cagar a trompadas de mi tío”… que no es mi tío…
Y el griterío seguía, y Leticia me agarra de un brazo y me arrastra a la parada del colectivo para ir a parar a vaya saber dónde con la panza y el maldito.
Y la luz se hizo presente milagrosamente, se apareció de repente tras el colectivo que se asomaba, se cruzó intempestiva, sin problema, rapidito, como me decía ella al cruzar la calle. ¡Rapidito, rapidito!, se atravesó en el camino de Leticia y sola quedé allí parada mientras los vecinos buscaban el cuerpo de Leticia una cuadra más allá la Luz se alejaba sin explicaciones, sin culpas ni rencores.


martes, 13 de septiembre de 2016

Diario de la Profe

Diario de la Profe.
Corriendo como todas las mañanas, intentando dar el ejemplo y no cargar con mi estrés de culpa el inicio de la clase entré en 5° 2° para encontrar una media docena de caras semifrecuentes entre la veintena que debería estar allí para disfrutar del “encuentro”. Siempre entro recalcando la alegría volver a verlos tras semanas de paros, ausentismo docente por enfermedad, otras cuestiones burocráticas ajenas a la responsabilidad docente y siempre recibo de ellos un “¡y si usted no vino!. Tras ese hermoso recibimiento abrimos libros y carpetas para ver dónde habíamos dejado y descubro que siempre fue mucho más el recuerdo de la clase en la que habíamos discutido “Cabecita negra” o la lectura antiperonista de “Casa tomada” que lo que había quedado plasmado en la carpeta. Pregunto si pudieron hacer el relato recuperando el concepto del “cabecita negra” y vuelven a surgir las historias de discriminación, el uso del término negro de m…
Ahora… ¿qué pasa? Pudimos hablar mucho al respecto, pudimos dar ideas de cómo comenzar un relato, pudimos establecer los narradores, pudimos desterrar el prejuicio de que la narrativa puede basarse en un yo, pero principalmente no debemos pensar que “Ese es yo”. Siempre insisto en el concepto de que al igual que otras materias el conocimiento lo tienen ellos, lo expresan lo cual no quiere decir que “sean ellos”. Obviamente es inevitable, la resistencia parte de la lectura de textos que los atraviesan directamente, que los interpela y vinculan con la propia vida. Los textos  les pregunta quiénes son, por qué les tocó vivir esa realidad. Es la imposibilidad de la escritura de  Semprúm, es “escribir o vivir”. Encontrar como Barthes que uno escribe por aburrimiento o para no agarrar una pala y cavar su propia fosa es una tarea no del todo sencilla cuando el mundo se presenta como un lugar inhóspito ante el cual la “escritura del yo” es una válvula de escape acerada, replegada y oculta para evitar sucesivas perturbaciones o liberaciones inservibles, que no pueden modificar las condiciones materiales, sociales, emocionales de esos jóvenes. La consigna muchas veces queda irresoluta, se resuelve grupalmente o empecemos a “flashear chicos” : “se puede vivir sin pensar…” termina el cuento de Cortázar y  yo lo planteo como pregunta. Automáticamente salen las disertaciones más elocuentes, ahora, frente al “Cabecita negra”, frente al “Gato negro” , la cosa se pone más difícil. Está en  juego ¿¡quién soy!?. Comienzan las preguntas: ¿está bien cómo voy, puedo poner así, me lo lee, risas, comentarios grupales pero no hay escritura…? Como dice Arfuch, “todo relato de la experiencia es (…) expresión de una época, de un grupo, de una generación, de una clase, de una narrativa común de identidad” (2002: 79). Una identidad que en este caso entra en desasosiego y le cuesta  distanciarse para poder narrar lo que conoce y de aquello que está muy distante, le cuesta encontrar las palabras para representar lo que desconoce. 

¡Tilinga, me dicen! (milonga)

Tilinga me dicen, a mi no me importa
ni siquiera entiendo cuál es la desazón
por quererme siempre por comprarme ropa
por pensar que todo es es día de hoy.

Aquellos que al mundo miran de reojo
yo encaro segura, con tarjeta en mano
disfruto el estreno del olor a venta
rebaja del shopping, oferta de verano.

Descubrir un día que mi fiel amiga
en parte a este trío ya pertenecía
a esta casta noble de desheredados
por negar el mundo de los marginados
por interesarnos en las promociones
por juntar talones de comida rápida
por la instantánea  del Facebook y la selfie
a la política dicen:¡pasemos a un lado!

Compromiso absurdo mirar noticieros
para que repitan el eterno entuerto
de coimas y robos, de balas atroces
de mafias políticas, que piden apoyo.

Dejaremos todo en un vuelo a Buzios
pensaremos sólo en lo que nos pasa
habrá mucho tiempo para el futuro,
me lo dijo un sabio, íntimo diario
de las letras noble, Cosmopolitan necesario!.

Qué carajo importa pensar en serio!
cuando con mis veinte puedo tener el cielo
sin preocupaciones ni demanda alguna
el futuro incierto es una fortuna.

Descubrí el encanto de las mentes lábiles
soporté el escarnio conserva de  adultos
compartí el placer efímero y débil
de noches con sueño, pérdidas de tiempos
de charlas fugaces y emociones frágiles
pero... quién me quita lo bailado!

domingo, 11 de septiembre de 2016

Mi Mariposita (tango)

Mi Mariposita desenfunda
Que por las tardes me das amor
En qué otras flores fuiste aleteando
En qué perfumes regaste Sol?
Mariposita intrépida y fría
Son tus colores mi luz, mi Dios
Y en las noches solo, arrumbado
Humores tuyos me dan calor
Y aquella  tarde en el crepúsculo
Te vi rondando aquel cardón
Que solo néctar de sucio encanto
Tus veleidades desinhibió
Fueron mentira esos colores
que tus aromas darían voz
A este pobre poeta muerto
 voraz de sueños y desamor.
En la lujuria de aquellas tardes
Mi néctar puro te humedeció
sigo buscando, en esas alas 
cópula firme de aquel amor.
Mariposita desprejuicia
Dejaste todo, dejaste el Sol
y aquel ocaso, cienes plateadas
Efímera  vida guardó el sabor:
Besos profundos, aroma de amantes
 y el renacer de la ilusión. 

Tema: mi perro

Has vuelto al paraíso que dejaste arrasado y melancólico te muestras frente a una naturaleza desconocida. Te muestras pero estratégicamente analizas el modo, el día el tiempo en que tus fauces demoníacas venguen los espasmos de la autoridad ilusoria de tu dueña.

lunes, 5 de septiembre de 2016

Alfonso y el nacimiento de la escritura. En "Disidencias" Concurso literario Municipalidad de La Matanza. 2019




Alfonso y el nacimiento de la escritura

El rey faze un libro non por quel él escriva con sus manos mas porque compone las razones d'él e las emienda et yegua e endereça e muestra la manera de cómo se deven fazer, e desí escrívelas qui él manda. Peró dezimos por esta razón que el rey faze el libro.
Alfonso X el Sabio, General estoria I, f. 216r.

 





Sentados prolijamente un día apareció la profesora de Literatura. Radiante de luz con su cabellera rubia y su sonrisa plena. El pelotudo de Alfonso no dejaba de hacer chistes racistas e intentando demostrar todo el tiempo su “conocimiento del mundo”, detallando uno a uno los aeropuertos internacionales. Casi era un juego demostrativo de opulencia y obscenidad gesticulante, donde cada profesor que entraba lo ponía a prueba en el afán de ver si lograban hacerlo errar (aunque ni ellos mismos supieran la respuesta). Un efecto milagroso del poder, ser hijo de la jefa de preceptores. ¡Lo que puede significar ser parte de las instituciones desde adentro, desde el lugar de aquellos que disponen ¡“qué está bien, qué está mal y cuáles son las reglas del juego”!. Unas reglas descocidas y desacatadas por ella, quien entraba al mundo del burgués más recalcitrante.
Ella que sí conocía el mundo porque con seis años  ya había recorrido la capital de punta a punta y todos los días. Desde que era pequeña tomaba el colectivo que la dejaba a cuadras de su escuela primaria, para llegar muchas veces empapada porque la lluvia la había agarrado en medio del trayecto. Ella que con su guitarra al hombro (que medía tanto como su estatura) se subía a la bici para ir a tomar sus clases y seguir descubriendo  la sexualidad, el encanto malsano de los hombre mayores, o la cortesía galante del adolescente. Sí,  con seis años podía definir lo que era  un hombre de lo que era un mamarracho burgués haciendo gala de su dinero y su mundo de cartografía para congraciarse y conquistar simpatías.
Conocía el mundo del trabajo, del olor a pegamento de zapatos impregnado en la piel, de los guardapolvos azules manchados de café y Poxirran, de la ropa del barrendero que se la quitaba instantáneamente apenas  cruzaba la puerta para no contaminar el ambiente familiar. Venía de la escuela denostada, no del Normal, pontificador de los grandes valores educativos de la sociedad. Venía del Nacional, aquel al cual había sido enviada por falta de vacantes por aquellos que ahora amenazantes le advertían “mirá que esto no el Nacional 13”. Ese fue el recibimiento cordial y afectuoso de la Institución a la cual quería pertenecer por amor a la educación y las letras. Sabía a qué se refería, a la camaradería de una cerveza compartida en la esquina de la escuela, a las rateadas para filosofar sobre la vida, al sonido de una guitarra entonando “Hubo un tiempo que fui joven, y fui libre de verdad, guardaba todos mis sueños, en cajitas de cristal..”. Seguía guardando sueños, seguía acrecentándolos por las noches. Con sus lecturas viajaba en globo en 80 días, vivía 1001 noches en Arabia y derrotaba molinos de viento que habían llegado a sus manos en pequeñas dosis semanales. Fascículos bellamente  ilustrados se iban amontonando y esperando ansiosamente que viniera aquel que le sucedía para descubrir que resultaba de la anécdota anterior. Un día, al finalizar las entregas semanales fueron cocidos a mano, por ella,  encuadernados con cuerina y dos tomos pasaron a formar parte de la biblioteca que iba creciendo.
Un día llegó un vendedor que tocó a la puerta, desencantado ya de la venta infructuosa. Tomó asiento y logró vender el Sopena de cinco tomos verdes militar y letras doradas en el lomo y una Enciclopedia de animales llena increíbles fotos arrebatas al mundo natural.
Y cuando la profesora cruzó la puerta, sabía, lo presentía, que había hecho contacto. Un universo conocido se puso en palabras, una consigna de escritura tras la lectura del primer capítulo del Quijote que había que traer leído. “Quiero que continúen la historia pero escribiendo a la manera de Miguel de Cervantes Saavedra”. Escritura automática, inspiración, conocimiento previo..salió naturalmente. El reconocimiento llegó validado de la mano de la autoridad. Alfonso debió retorcerse de furia. 
La profesora logró rápidamente travestir el universo de máscaras malogradas. Tomó las riendas del discurso y puso límites a las divas pervertidas de opulencia.  Alfonso el Sabio, había quedado en evidencia y de su mano sabía lo que nunca querría ser: aquel que  no podía ponerse en el lugar del otro, ni jugar la aventura de cambiar  “el traje del emperador” o pasar de rey a mendigo. Ella quería  interpretar la  aventura del loco, del excluido, del que busca en los molinos de vientos la lucha contra el sistema.

                                                                    Locuaz Mudez

sábado, 3 de septiembre de 2016

Floreciente dejadez

Catamarca ha florecido, pero nunca será aquella que nos recibió en las entrañas de la Aguada, con su cultura milenaria resonando exuberante y luchadora frente a una civilización famélica, pobre resabio de una capital a la cual quiere pertenecer pero ante la que está olvidada por la desidia de aquellos que reniegan lo propio buscando la extrañeza de lo ajeno.


??? o Entintada


                                                                                            Autora de la obra plástica: Martha Di Matteo.

Tenía la manía irrefrenable de llenar la copa de cubos de hilo y completar luego, el espacio sobrante con el licor etílico  hasta desbordar. Su dedo se colocaba sobre el borde que sobresalía y lo hacía girar, alucinadamente, hasta lograr que de a poco que el Malbec oscuro y pesado tomara un tono aguachento, traslúcido, propio de aquellos que no saben disfrutar de lo puro y tienen la necesidad de diluir. De diluirse para encontrarse en la penumbra del sólido masacote de agua asomando entre las paredes del vidrio que lo contiene,
Con tu ausencia dictaminaste quién soy, quién seré, quién podría ser. Lo que no quiero ser. Y volviste un día bajo la forma del amante, del que en su afán protector esgrimía los mismos argumentos histéricos de celos. El elixir del pensamiento, derramado sobre tus ojos  te pierde en un sueño agazapado entre los cubos que giran y se desarman una noche de verano.Enloqueces de amor y ya no puedes hablar de soledad, pero ella persisten en desarmarse, persiste en confundirse en el líquido vehemente. Persistencia intolerable, aguda del sentir que se asoma al decir y disfraza las sensaciones, ampara el desencanto.
 Hablar con uno mismo, en un mar de confusos pensamientos donde se  iban mezclando ideas suicidas, hastío y aburrimiento mientras giraba el vino, el lavado diario y él, girando rabioso, vengativo delante.
 Desencadenado el pensamiento del deseo buscó sola el desamparo de la piel,  se resquebrajaron sus entrañas y el alma dibujó el encuentro con un  infierno  destinado.




Decir que no
renunciar y ejercer la pequeña traición
la traición empobrecida de los míseros
que se  prioriza para ser menos
que deja atrás la oportunidad para cargarla al destino
 trasgrede el esfuerzo buscando la frustración
se autocompadece intentando justificar 
la felicidad irresoluta de los débiles
Ser débil !
y asomarse al consuelo desmedido 
transmitir la sorpresa de lo inconcebible
arrumbar el destino preconcebido
y decir no!
decir no al deseo para confirmar el infortunio
aceptar el destino de la tradición

jueves, 1 de septiembre de 2016

Cortés, el Conquistador desacatado


Cortés, el Conquistador, mostró sus prácticas de empalamiento apenas se intentó domesticar su rebeldía reconcentrada. Así como el Rey quien le había advertido que no estaba autorizado a la conquista y él desoyendo las órdenes salió a la matanza de los dueños de la tierra, vos bestia desacatada mordés la mano de quien te da de comer pretendiendo apropiarte de lo que no es tuyo. Perruno del demonio, elegido está tu destino en tu nombre. . Cuidáos de las represalias de la Reina cuando decidas volver al hogar!!!