Paisaje
En la puerta del lunch, el eneldo natural
el morocho gusta relajado una fresca matinal.
Retoza en la parada del bondi y ve al mundo pasar
Gustozo de la chevechita, ajeno al ritmo moral.
La boliviana arrastra los talones cuarteados
del no trabajo, del sol en vano, del fracaso cotidiano.
Cruzar la ciudad con el crío a cuestas es el accionar diario.
El emprendedor del Uber, chequea el depósito de cargos.
Mientras la enfermera espera, no llegar tarde al trabajo.
El nene en silla de ruedas, ve al estúpido musculado,
minusválido de alma. El que entrena es el lisiado.
Desayuna en Starbucks, un late descafeinado
Neolítica son las neuronas, desde el día que lo echaron
Como no tiene para la cena, hace la dieta proteica,
ha dejado el tabaco, más barata es la maría…
El pelado de la otra cuadra, sigue buscando laburo
ya reparte con el Rapid, su destino más seguro.
En mi ciudad tan querida, el subte es tener estilo
tomo el 8 y me resigno, ser uno más, del pueblo mío.
Los pibes miran el celu, buscan invertir en cripto
ni los vueltos les alcanzan, ya no tienen ni pa’ el vino.
Del jardín salen los niños implorando un helado
la madre ha quedado dura tras los precios de antaño.
Ay, chicas del shopping, que de marcas viven presas
han tenido que conformarse con el Once y sus ofertas.
Avellaneda es un enjambre, de pobreza despiadada
buscan de crear compradores y venden hasta al que engaña.
Que no te falte tu celu, en este mundo de extraños
yo voy buscando mi verso, que salve al proletario.
De paquetes y panzas pobres, está llena la calle
bultos de harinas diarias, bolsas de más migajas:
el fracaso comercial, la magra cena nocturna,
el abdomen que crece, a base de ilusiones fecundas.
¿Podrá salvar la tristeza del pan duro de la noche,
pensar que «si lo deseo se cumple»,
esperar a que el destino me escuche?
No confío en otras vidas, con la vivida me basta,
para ver cómo ha cambiado, el barrio que me alojaba.
«Yo he visto a mi ciudad», como diría la canción
lucir luces de cultura y Charly para un montón.
9 de julio inundada por el pueblo, el malón,
que festejaba estar vivos, que reclamaba a Perón.
Borradores de esperanza, en viaje no fluye la pluma
la noche no duerme en la Capi, Corrientes es pura espuma.
El mundo no me alcanzaba, la noche quedaba corta,
la música sonaba y el rock and blues era la onda.
Niñas de policía en la Ramón Falcón,
que era un centro clandestino, siempre es lo que pensó.
Veía a los suboficiales, parados en su destino
Niñas adolescentes, queriendo comprar el camino.
Pasco, Rincón y Sarandí, lo escribo para no olvidarlo
la memoria se me hace corta, en estos tiempos aciagos.
No quiero recordar las penas, no quiero ver al sistema
solo quiero flotar en aquel tiempo, de mi Bs. As. ajena.
Una ciudad que me dio luces, la libertad de ser…
¿Por qué sos mejor vos, con tu auto importado
en doble fila, que yo arriba del 86?