sábado, 2 de junio de 2012

Dolor de entraña

Qué idiotez! Creer en las maldiciones, en la trascendencia de los sinsabores ruines de la mala vida. Aceptar rotundamente la creencia sobre la inevitabilidad de la decadencia del ser, la indefectible capacidad de trascender y ordenar la existencia según el deseo. Qué absurdo! confiar en que la sabiduría de los años venideros harían de la tempestad un bálsamo de recursos bibliográficos aprehensibles.

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