sábado, 19 de abril de 2014

Fracturada



Si el encuentro con el mismo depende del encuentro con aquel del cual se genera... la pérdida del origen es la pérdida del ser jamás hallado...
Dónde quedan los mitos del origen cuando aquel no quiere ser encontrado en su relevancia... dónde queda el origen cuando el deseo de pérdida es más fuerte que el encuentro?
Pérdida y encuentro proliferan, avanzan como un cáncer arrasando con un presente soñado, aquel que deseado pasa a ser añorado por la pérdida de la inmediatez obnubilada, por aquello que no puede volver a ser y lo que aún no fue... dónde andarás con tus deseos frustrados, con toda esa carga de energía mal encauzada que te dejó la desazón de lo no vivido? Dónde andarás con tu afán de reconocimiento incierto estúpido infeliz! No supiste hacer de tu infelicidad ni siquiera una derrota al destino, tuviste que darle cabida a la desazón para confirmar  la profecía autocumplida, esa que te cegaba en razón del fracaso, aquella que no dejaba apartarse un solo centímetro de la felicidad, porque   darle la chance de ser, implicaba apartarse de un fin. Si en el mundo todo estaba concluido fuiste consecuente, obsecuente y meticuloso. Profundizaste la tristeza para dejar un legado de sufrientes que repararan el destino, esperando tan vez que este resarcimiento de la historia se vengara de tanta soledad. Pero no fue, tanto dolor se aloja y se enquista como un mal superior, aquel que puede definir las vidas heredadas como si éstas no tuvieran el poder de decidir, de existir. El pensamiento asalta, por qué asalta, por que se impone? Por qué no es posible transitar la vida sin tanto que discursear? Por qué es necesaria tanta palabra agotada antes de entregarse a una bebida relajante y dejar atrás aquello que no puede transitar y se impone. Tránsito, porque es pasaje por un instante, aquél en que te sueño y te pienso como si estuvieras acá para decirme con orgullo todo lo que el mundo me dice y reconoce en mi pero que poco importa porque son palabras vanas, porque son palabras ajenas al origen, libres de responsabilidad y culpa, sin compromiso. Busco el origen encontrado y perdido, busco darle un fin a la historia, aquel fin mitológico de  la reverencia a los mayores y la identidad. Porque en ti me encuentro y me pierdo, porque reniego de lo que reniegas, porque olvidas tus hijos y renuncias a tu prole, en que momento funesto dejé de honrar el origen para dedicarme a oraciones vagas?? Y te reconozco en la invalidez del prójimo y me pregunto sobre qué otros hombros apoyas tu alma añorando lo olvidado y traicionando tu sangre. Ingrato! Idiotez absoluta de ir siempre olvidando el origen para buscar en otros mundos aquello que lo propio te brinda y no te animas a aceptar creyéndote absoluto. Absoluto idiota! Que olvidas el calor de tu sangre y las marcas de las generaciones evidentes para regodearte en el sufrimiento confirmando el destino fatídico de la tragedia que tanto te gusta transitar... la locura bien se unió a la desazón en la amalgama interminable de amargura y desidia indeseable. Aquí estoy, huyendo del origen inmerecido. Concibiendo la renuncia y acercando explicaciones benignas que atemperen esta alma destrozada y la alimenten de palabras que nutran...

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