Gracias por la alegría,
por el encanto del encuentro día a día,
por las palabras que ya no son necesarias ser dichas,
por el momento mágico de la vida.
Gracias por la enseñanza,
por las mañanas de lecturas y debates.
En desencuentros y miradas atónitas
se construyó la realidad frente al embate..
Gracias por el silencio del aprendizaje inesperado,
descubierto de la sorpresa anhelante
frente al conocimiento de la exigencia
sopesada en desafío.
Gracias por la paciencia
madre sabía de los años transitados
de caminos trillados, resecos y abonados
con el magma de sus fuerzas alocadas.
Gracias por el arte que despliegan sus paredes
por el mate estimulante de las mañanas
energía y el karma.
el espíritu educado.
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