Responsabilidad de los cuerpos: comparten el peso
de la vida anquilosada y resuelta,
de las puertas a una paz lábil y escueta;
un enemigo en lucha siniestra.
El mandato incesante del miedo
frustración ante el encuentro perimido
creación bajo la palabra cautiva
reprimido goce contra el deseo.
Y la acción es la queja impoluta
la infelicidad aceptada por el mísero.
Entregar, aprisiona el ser querido
enseñar, domestica el rebelde suicidio.
Tradición doctrinaria, herencia infiel:
Cultivando la búsqueda neurótica
la locura regala llanto, exorciza
los vejámenes y la fuga,
son lectura, las palabras transfiguran .
Y los cuerpos escapan
reniegan en busca de lo propio
pero nada encarcela esas almas
no hay mandato ni enemigos
no exigencias ni trabajos
solo el miedo ridículo: fragilidad
de la vida no vivida.
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