domingo, 11 de junio de 2017

Tu reloj, nuestro tiempo


Tu reloj, nuestro tiempo

                                                                                                            Oscar, artesano de la vida

Fue tu tiempo el tiempo de los jóvenes:

reloj de arena tintineante de vida;

medida incauta de las almas en ciernes;

espacio del tiempo que alojas cimientes;

pedazo de cielo, proyectos en mente.

 

Fue esta vida que te dejó sin prisa…

Sin aire respiras el sol que iluminas,

pausada la fuerza de pasiones vivas

enciende ilusión tu recuerdo en vilo,

añoranzas plenas de placeres, de vinos.

 

Ganas me quedaron rondar por las fondas,

las charlas pausadas de la colección que añoras,

libros, vinos, juegos, un billar que aflora

como un estandarte de tu voz ronca.

 

Mirada dulce que esconde el recelo

de viejas historias, de noches sin sueño,

de resentimientos fluídos de odio,

de nacer humano y ser roble añejo.

 

 

 

 

 

Y fueron quebrachos tus piernas, tu alma

y fueron de pino tus manos cansadas.

El tilo cubrió tus sueños maduros

¡trastoca el reloj que cambie su rumbo!!

 

Danos el tiempo necesario y limpio

de momentos firmes, de amores tristes

de pasar instantes plenos de saberes…

¡que tus canas blancas refresquen mi mente!

 

Porque las ganas no te abandonaron,

ni la obstinación de sentirse vivo

de pensar el cuerpo como ya el olvido;

saborear las vides, retomar los goces

alejar los males como sueños atroces.

Hedonista acérrimo enseñadme el camino

de la vida plena, ¡sin tanto nihilismo!

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