Tu reloj, nuestro tiempo
Oscar, artesano de la vida
Fue tu tiempo el tiempo de los jóvenes:
reloj de arena tintineante de vida;
medida incauta de las almas en ciernes;
espacio del tiempo que alojas cimientes;
pedazo de cielo, proyectos en mente.
Fue esta vida que te dejó sin prisa…
Sin aire respiras el sol que iluminas,
pausada la fuerza de pasiones vivas
enciende ilusión tu recuerdo en vilo,
añoranzas plenas de placeres, de vinos.
Ganas me quedaron rondar por las fondas,
las charlas pausadas de la colección
que añoras,
libros, vinos, juegos, un billar que
aflora
como un estandarte de tu voz ronca.
Mirada dulce que esconde el recelo
de viejas historias, de noches sin
sueño,
de resentimientos fluídos de odio,
de nacer humano y ser roble añejo.
Y fueron quebrachos tus piernas, tu
alma
y fueron de pino tus manos cansadas.
El tilo cubrió tus sueños maduros
¡trastoca el reloj que cambie su
rumbo!!
Danos el tiempo necesario y limpio
de momentos firmes, de amores tristes
de pasar instantes plenos de saberes…
¡que tus canas blancas refresquen mi
mente!
Porque las ganas no te abandonaron,
ni la obstinación de sentirse vivo
de pensar el cuerpo como ya el olvido;
saborear las vides, retomar los goces
alejar los males como sueños atroces.
Hedonista acérrimo enseñadme el camino
de la vida plena, ¡sin tanto nihilismo!
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