domingo, 28 de enero de 2024

Propiedad privada

 



Privando el camino, el nefasto pueblerino
en su afán de preservar lo propio, desconoce su destino.

Privad de todo cielo, a ese misérrimo asesino
de lo nuestro que es de todos, él promueve el exilio.

Se cree dueño del río, habrá que cortarle el cerco
para que entienda de historia en su páramo reseco

Privado de alegría, de comunidad e iniciativas
no entiende de costumbres, tradiciones colectivas.

La hospitalidad del pueblo, ¡vení, saltá la tranquera!
es en el vil propietario ¡No pises lo que es mío! Propiedad ajena.

Grita cuál cotorra el imbécil, cómodo desde de la sombra,
el placer perverso ostenta, el de ser dueño a toda costa.

Incapaz de agachar el lomo y acomodar el alambre
vaga convicción la del hipócrita que del trabajo no hace alarde.

Hacendado de alquiler que mira pasar los días.
Mirando el río oscuro de sus desechos que contaminan.

 Soledad y desatino propietario por un día, 
gritas de placer, tu enlodada avaricia.

Tilingo de mala muerte, desde tu encumbrada choza
Privada es la miseria de tu alma, ocupa de poca monta. 








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