jueves, 14 de septiembre de 2023

Bios

 



 

Comenzar a nacer

cuando el amor se hizo cuerpo

 latido que chasquea el espacio interno

médula sináptica de arte siento. 

En cada respiro nace la esperanza

y se sustancia de algodón mi alma

ojeo en potenciales vidas la existencia

presiento el signo de tus vivencias.

 

Comenzar a nacer

con el aire que sangras, materia que exhalas,

Diseño, las artes y las matemáticas,

Comunicaciones, de redes simpáticas

mamando sistemas la vida alumbrar

el dulce deseo de empatizar.

Embuida en el lenguaje computacional

desde adentro, generar.

 

Comenzar a nacer

Tus venas alimentan mi carne

nutre tu vida mi existencia

forman tus emociones mi experiencia…

Siento, pienso sueño,

Y me repliego con vergüenza

Detrás de los latidos acompasados

Una suerte de emociones se proyecta.

Estigma de gineceo




Desgarro, la voz gestante
infundo. Palabras enternecen el agobio.
Destierro miradas, perturbo y el encanto


aleja a la fémina que alojo, soy menos, la pausa…
La venus paúsica mutante
se asoma a la vida que no vuelve,
perdido el estigma de hembra, hecha macho infértil.
Mariconada de los cuerpos y la piel siempre presente
Anhelo…
sentir el peso de la desmesura de la carne,
el calor de los vientres.
El latir vital del niño, recuerdo,
Siendo aroma, siendo ruido, hambriento.
Hoy el no nacido, concebido sin el gesto
Copulado en probeta, no gestado ni en proyecto…
Este cuerpo niega el folículo y se repliega mensualmente.
¡Mens! ¡Trúhanes! Fálicos obsecuentes
Soy la hembra que adolece sangre fresca
¡Androceos menstruadores de idioteces!

Elijo la rutina de los días.


Elijo la rutina de quererte

De sentirme junto a vos día a día
Despertarme en tus brazos, ser cobijada
Encontrarme en tu mirada me ilumina.
Elijo la rutina del trabajo
La utilidad creativa que desvía

La necesidad de ser uno y ser vivo


Escapar al fordismo de oficina.
Elijo la rutina de estar sana
Despertar y agradecer que respiro
Guardar los sueños y pesadillas
Hechos bollos en un suspiro.
Elijo la rutina de la confianza
Creer que el mundo es mi cobijo
No tener actitudes malsanas
Crear un mundo de paz para mi hijo.
Elijo la rutina de amar la vida.
Elijo la rutina de los días.

El color del amor

 

Si el amor tiene un color
que sea el café de tu mirada que acompaña mis sueños
El rosado de tus labios gusto caramelo,
el de tu risa clara que alivia mis dramas,
Que el color sea brillante como el Sol que te acompaña,
el de tu nombre, dorada canción en mi guitarra.
Si el amor tiene un color
que sea suave como tu aliento de cada mañana
el naranja precavido que alerta el cuidado diario
el tintinear resplandeciente de las llaves plateadas
que el color sea la puerta al sonido de tus pasos.
Si el amor tiene un color
Que sea rojo el deseo de tus pícaros hoyuelos
Y un celeste color cielo en el plata jopo de tu pelo
Al hamacarse en la frente dicen las profusas cejas
¡Amarte es la brizna de tu sonrisa, amarte es color vida!
Si el amor tiene un color
Que sea fluorescente el arcoíris de tu llegada
El nítido tono de voz de las caricias lavanda
el danzar azul de los placeres, en la suavidad de tus manos
Al cobijo del deseo vamos pasando los años
Si el amor tiene un color que sea el de estar a tu lado.






¿Eso es una poesía? Dices

 


 

Poesía es cuando late la palabra viva

es tu mirada clavada en la mía.

brota sola derramando sentimiento

cuando insuficiente resulta el cuadro de texto

Poesía es cuando la música se apodera de la rima

Y desata el misterio que la mueve acompasada, está viva…

En cada hombre que forja a golpe sus sueños

en Victor, Pablo, Alejandra y Federico.

Poesía es cuando evito la rima insulsa

y me arrastra la memoria de los pueblos

que construyen hacia el futuro obnubilados

que desatan la revolución de sueños.   

Artífice creativo quiero ser de su lenguaje

Una muchacha rodeada de espigas de rimas

suiciden el lugar de la estoica palabra

 dádle un arma a la melodía,

 sinalefa de emociones

¡donde siempre habrá poesía!

¿Por qué poesía?


Yo desprevenida, musa inspiradora

Mirando para otro lado, inquieta

No percibí tus encantos, cautivadora

Y llegaste un día a mi dispuesta …

Comparto el sentir de los días

Nada pasa todo es sentimiento

Temer

 


Temer el odio de las sienes castigadas del sabio.

El olvido de amores, la presencia de los negados

perturbados infelices de fantasmas alucinados.

Temer la traición al deseo y los sueños reprimidos.

La falta del anhelo largo lastre a mi desidia

la conciencia vengativa se relame y me castiga.

Temer el perdón negligente que soslaya la experiencia

Y nos deja vacíos de culpa, responsabilidad y proezas.

Temer perder el tiempo como se pierden los días

Olvidarse del camino como si otro lo hubiera transido

Temer que tu voz no me acompañe hacia el final de mis días

Amado mío, temer no estar vivo.

"Solipsismo III"

 


Dormir, el genio maligno asalta

El suicidio innegable se instala

Rompo el mundo, me descubro, me supero

Entre agravios de inconstante entendimiento

¡Existencia ruin! Voy rompiendo las cadenas

 progenitor ausente, presente desamparo

maternidad indolente, odio siempre en mente

Dolor, dependencia emocional, repliegue

Carente de deseo, encuentro obnubilado.

Percepción, desazón, la razón del fracasado

imagina el destino, profecía obsecuente

la felicidad negada, inminente

el pasaje un instante, la palabra agotada,

enquistada la tristeza y heredada.

Editores


 

¿Qué hacer con los falsos editores? En este mundo de la tecnología al alcance de la mano, muchos chapuceros, truhanes, fastidio del arte, se autoperciben EDITORES. Bajo tal ciencia pretenden ordenar el trabajo de escritura del artista de la palabra. Pero, así como hay falsos editores, hay falsos escritores. ¿Podríamos considerar serio un escritor que no maneja las reglas básicas de la ortografía ni siquiera maneja un corrector ortográfico en Word? ¡Ya sé lo que me van a achacar!, ¡que ando a la cacería de brujas de las faltas ortográficas, que soy una fundamentalista de la RAE! Nada más alejado de alguien que le encanta poner un solo signo de expresión en las frases. El tema es que, si pretendemos difundir nuestra palabra, mínimamente, debería poder leerse y no empezar a discernir en un poema si apareció un ara, (un altar, arar el campo) o si en realidad era la palabra hará. Tras la reiteración enfermiza en las 90 páginas de la falta de acentuación de pretéritos indefinidos, caemos en la cuenta de que el escritor y el editor no tenían activado el corrector ortográfico. Viéndolo en términos generales, muchos de estos audaces aprendices, van por la vida denostando la inteligencia artificial y el uso de las computadoras. Atribuyéndose la responsabilidad de cagarnos la vida, nos hacen leer porquerías y comprar bazofias: vamos siendo cada vez más pobres materialmente y espiritualmente. Quisiera defender la palabra de aquel que aun sin conocimientos gramaticales se presta a la aventura de contar y expresarse… ¡Para la corrección tenemos al equipo de correctores de la editorial!, ¿no?

   Volviendo al punto inicial… Qué se hace con esa caterva de entusiastas promotores de la palabra, que sostienen el ego desinflado de los pusilánimes escritores, acompañándolos en sus lecturas, elogiando sus frases, manifestándose orgullosos de tenerlos entre su sello editorial, pero que son incapaces de colocarle las tildes a los pasados; que cobran como servicio extra la corrección ortográfica y no les importa publicar bajo su encumbrado sello editorial así, como lo dejó el escritor novel; que no respetan las páginas de cortesía y arrancan colocando el numerito de la página en el primer folio en blanco del libro; que no tienen la mínima delicadeza de maquetar el libro y  no se les cae la cara de vergüenza al dejar un verso solo, suelto, en la página siguiente; que no unifican la separación entre versos y algunos quedan con dos puntos de distancia entre uno y otro, y otros, con uno y medio; que en un corto y pego desquiciante no borran el formato anterior y las palabras de la línea se ven extremadamente separadas entre sí porque se fuerza el justificado del párrafo; editores que insertan una imagen y queda torcida; que ni por asomo tienen la lucidez estética de realzar los contrastes de la ilustración para evitar parecer una fotocopia; editores que se molestan (aunque uno lo pague) por dos páginas a color; en fin, para que aburrir con cuestiones técnicas que ni ellos manejan.

   El colmo del editor, es aquel al cual se le pide encarecidamente que limite toda participación en el libro, (más que ser intermediario entre la imprenta y el creador) y él insiste en su afán libidinoso en arruinarlo todo. Toca con su varita mágica del desastre, nuestro detallado, calculado y precioso Word para justificar su invaluable oficio de intervenir donde nadie lo llamó. Durante semanas el taller literario debatió en cómo sería la tapa, para que caiga en manos del Sr. Editor y no respete siquiera el sector en el cual se ubicaba el título y subtítulo. Uno, desconocedor de los métiers propios de la imprenta, se flexibiliza y entiende que las medidas, la hoja, la maquinaria y vaya a saber qué mágicos entuertos hizo que lo que estaba dentro de la imagen pasara a ser … Ni adentro, ni afuera: mordiendo el límite, borrando todo lo que pueda llamarse simetría, equilibrio espacial, o estética. Una presentación disruptiva, digna de un diseñador gráfico surrealista. Detalle. Adentrándonos en el libro, que les recuerdo era un Word, factible de ser acomodado a efectos editoriales, de paginación y maquetado, ya en la primera hoja encontramos seis palabras: dos del título, cuatro del subtítulo y tres de las mismas mal escritas. ¡Si solo tenías que copiar y pegar! En nuestro cuidado Word la tipografía había sido seleccionada, los separadores insertados y el símbolo de la página diseñada y estos habían desaparecido. En el primer PDF destinado a la imprenta, todos los detalles que habían sido pensados fueron reemplazados. En cambio, aparecieron comillas donde no había, otros separadores, versos juntos cuando no correspondía, versos separados, sangrías que no existían. Tras seis intentos fallidos del perverso editor, aburridos y hartos de corregir lo que desde el principio debería haber sido la versión inicial, se le aprueba el maldito PDF. Se paga un tercio más de lo que valía el libro en su totalidad por la inclusión de dos páginas a color en papel ilustración.  Llama un poco la atención cómo se encareció el ejemplar por esta modificación, pero es algo que vale la pena, ya que jerarquiza el valor artístico de las obras plásticas allí presentadas. El Editor aclara que hubo que hacer muchas correcciones, claro, él desconocía que dichas correcciones fueron producto del hijo amado y protegido que se encarga de la maquetación. Uno intenta respetuosamente hacerle ver al Sr. que las seis versiones tuvieron errores provocados por su protegido. Conociendo la costumbre doméstica de ayudar a los primogénitos, es probable que tras una fresca malta burbujeante y el dulce aroma de las flores, el joven iniciado en la empresa familiar haya cometido algunas negligencias que arruinarán el prestigio del encumbrado editor. Se espera la entrega en el tiempo acordado con el responsable de la editorial, un señor de trayectoria impecable y se festeja el nacimiento de la obra.

   Llega el día soñado, el escritor batallador de adversidades, cansado de los vaivenes del diseño y con su alma entregada al noble propósito de regalar su palabra, sale al encuentro de la OBRA.  El reconocido editor maduro entrega los prolijos doscientos ejemplares tras el pago de lo que restaba, más un tercio del precio total por la incorporación de dos hojas en papel ilustración. El escritor lo hojea, lo huele, lo manosea, lo abraza como un niño recién nacido y raudamente los distribuye entre amigos y conocidos. El orgullo duró apenas unas horas, hasta que un preciado lector dio la fatídica noticia que anocheció la dicha. El índice, lo único que sí debe tener en cuenta un editor, casi el único motivo de su existencia, está desfasado. Ningún escrito corresponde con la página establecida en el mismo.  ¡Guillotina! ¡Guillotina! Se escuchó gritar al escritor por los pasillos de la feria del libro mientras perseguía amenazante a su editor estrella.

martes, 13 de junio de 2023

Buffer

 




¿Quiénes somos, qué fuimos, qué seremos?

Se conjugan en la ansiedad del alumbramiento. 

Comenzar a nacer ya ha sido:

un nombre, una identidad, un proyecto.  

Al encuentro...

de las artes, de la música, del sentimiento.

En la maternidad dolorida que se repara 

el amor se manifiesta por completo: 

es la entrega cotidiana del cuidado

es mi voz que con palabras remedo;

el cariño cotidiano de esperarte,

de acompañar el desvelo.

Verte crecer dentro del vientre

anidada en las entrañas; verte nacer anhelo.

Acariciarte diminuta…

ante el mágico momento asoma un pequeño ego.

Milagrosa creación que deja mi voz trunca,

vivir presente manifiesto. Es mi vida es la tuya y el deseo,

Son los años venideros, el pasado…

tu futuro y los nuestros.


Recuerdos

 

Recuerdos

                                                                      A Juan Carlos Martínez 

Tu porte frente al espejo, brocha en mano dibujando la paciencia.

El elogio a flor del pecho, torso erguido y el encanto

en la palabra el aliento, en mi mirada el perdón a aquel soneto.

Y el elogio desmedido, a los artistas que aún no fueron. 

Dulce guía de los destinos, trabajador incansable del verbo,

buscando la voz exacta que diera voz al obrero…

Gestor de la cultura independiente, solitario,

 fuerza autónoma, vehículo de escritores en proceso. 

 De pintores su mecenas, antólogo de lo incierto.

Ediciones colectivas, mancomunando el deseo, 

la voz del coplero te revive en sus raíces de tierra adentro.

En ese afán de explorar virtudes en aquel bodegón de 1900

pergeñaste colecciones que exploran la dote del verso, 

el trabajo del artista modelaste, sin eclipsar los sueños,

 sin dilapidar antojos lograr trascender el momento.

Te seguimos extrañando, tu presencia se hace pueblo

los poetas hoy presentes hacen firme el recuerdo 

es Santiago que te llora y tus hijos que añorando

 van transitando el tiempo. 

Ganamos vida en la vida, 

En este sótano germinado de musas,

Hoy con vos me encuentro.  




Directrices

 





Directora de los sueños que conquista voluntades,

siembra espacios de consenso va hurgando en los deseos

desestima el desatino, estimula los proyectos.

Directora de oportunidades que surfea el conflicto

Allí donde nadie aspira, se sumerge en el abismo.

Directora firme, inquieta, no le alcanza el criticismo

para desterrar la pasividad e instalar el desafío. 

Directora que gestiona en la estéril burocracia

Ya vendrán tiempos mejores, sigue esperando la instancia

de dejar atrás preocupaciones trasnochadas. 

Directora preocupada que va creando destinos

invadido su descanso: padres emociones, los niños,

Porque el fracaso arrecia, donde se instala el nihilismo.

Directora de los pobres que sólo anhela el futuro

que destierre profecías y prepare los caminos:

de familias en progreso, hacia el pibe los principios.

Directora de pan, paz y trabajo, de un país como un granero

de creer en las buenas intenciones, de confiar en uno mismo

de universidades repletas de abogados, maestros y médicos.

Directora de los planes de paliar el hambre ajena

DNI, módulos alimentarios, varias vacunaciones, 

sosteniendo comedores y la universal asistencia.

Directora de emociones, de divorcios y abusos

En instituciones frágiles donde queda el desamparo 

de los niños vulnerados y de padres olvidados.

Directora de docentes que han perdido el encanto

de la enseñanza esmerada por un jornal no actualizado,

del amor por aprender, de jugar y reír ¡Vivamos! 

Directora que pide, pide y pide lo que le exigen

Y pierde el espacio de explorar lo que subsiste 

Por no cuidar lo que está vivo, por no desarrollar lo esperado;

por no proteger lo cuidado, por no expresar de algún modo

el deseo olvidado. 

Directora que demuestra, en el hacer el modelo

Cuestionada por algunos, despreciada por los nuestros

Que errónea o indecisa va sentando precedentes

de los cambios, de procesos que llevan alto el aliento.

¡El aprendizaje por bandera, en este momento incierto! 


Hubo un tiempo

 

 

Hubo un tiempo
 

Hubo un tiempo en que…

 no reclamé el latir a mis venas

Perdí el tránsito pasiva y quieta

Obturaba mis sentidos, olvidaba mi bicicleta 

El rodar enérgico y la alegría

del empuje, la emoción cinética,

 los músculos imprimiendo vida;

pedaleé emociones de la pérdida.

Sin la brisa del deseo, deformadas por el tiempo

 truncas fluían mis ruedas

cuarteadas y emparchadas soportaban 

el aire, el peso de mi existencia. 

Hoy tiro el freno a la rutina 

de fecunda orfandad me doy respiro.

No recuerdo, eres ya un rayo de olvido. 

No reniego de palabras vanas,

que en el desierto de voces mi voz silencia.

Cactus son los vellos que cubren mi piel añeja

la necesidad de vida se oculta tras la púa

que puja la vida incierta.


Ne velis violare



domingo, 21 de mayo de 2023

martes, 16 de mayo de 2023

Luna de Abril


Artista plástica Leticia Margani

Luna de abril

Gesto el encuentro en tu nacimiento

 amanece la vida, a la vida en abril. 

Cuándo el fútil tiempo me perdió, 

saludé desde la entraña tu perfil

Ser a partir de estar incólume, presente.

Enlazadas conmovernos en el latir

 Maternidad mancomunada que crece,

conmoverse ante  la ansiedad del sentir.

Palpar con un suspiro nuestras almas tiernas;

presentir sentimientos de  marfil;

presagiar abiertas emociones eternas;

saborear la melancolía en añil.





 

Intonso

 Intonso



Pliegues unidos,

misteriosa palabra

 allí tu alma. 


Hojas pegadas

Fluyendo añoranzas

Ayer fue tiempo.

 

Libro intonso

el viejo imprentero...

Dulces recuerdos.

 

Haiku errado

propongo el misterio

probar deseo. 


Separa el lazo. Y cuando corto, corto por lo sano y lo insano.

Descubrir lo que estaba dentro, lo que invade la palabra y te deja sin palabras ...

Esa maldita traición del pensamiento que borbotea, te dicta y te deja sin aliento.

La memoria ayuda, la sucesión de grafemas, palabra por palabra,

va dando lugar al pensamiento y cada marca deja un hálito, un resquemor en el cuerpo.


La lectura acompaña, no devora,

toma pausas para usar la herramienta y adentrarse con esmero,

con la curiosidad malsana de encontrarse un desnudo, una súplica, un perdón. 


Tenso corte bárbaro

Al tacto barbado el pliego

Intento de ser quien eres

Intolerable lo que te excede 

Intacta queda el alma

Íntima tras este cierre.


Aristas del deseo perfilado

Intonso en mi secreto

sin cortes, en ciernes

Intonso quede mi orgullo

Y la palabra se cierre. 


Ariscos los límites y el perfil que te define.

El borde todo ha quedado irregular, desprolijo como el día a día.

El orden no es el esperado y no tiene nada de espontáneo.

Es exigido por la palabra que toma corporeidad y sentido. 

La vacuidad del discurso se guarda, se esconde tras la viralización.

Violento el corte, pero necesario.


No habrá sido del todo prolijo, arreglado a las circunstancias, pero era lo deseado.

Era el momento de hacer el CORTE y decir BASTA. 


El trabajo te subsume

El agobio te desplaza

Son los días sin sentido

Y esa feliz holgazana

Que se cuela y te libera

De los días, de los jefes, 

de la nada…


Quiero librar la batalla

Y olvidar quien me ha herido

Porque en mi está el orgullo

De saber lo que defendido

Venid a buscarme rastreros

 Y sabrán por qué he nacido.


Oculto el tránsito vital

Repliego experiencias y me guardo

Anhelo lo que dejo a un lado

Oculto, me redimo y el llanto

acongoja mi sustancia

Escapo. 


Dejo un mundo de saberes

Conocimientos vividos

En cada risa del niño

cada mate con amigos

En cada docente siembro

La necesidad del cariño

La fidelidad a la vida

Ser sinceros en lo elegido

Enseñar y ser aprendices

De por vida, es lo que aspiro.  

Ojala este pequeño intonso

quede por allí perdido

En el triste recuerdo, 

tristes episodios 

Dignos de mal nacidos

Guardo el rencor 

De malos días construidos

Con esbirrias y menoscabos

Ser docente me tiene en vilo

La escuela pública 

Es el destino que elijo. 


Perdono el descaro

La valentía del lábil

Perdono la inocencia

La voluntad del infante

Perdono la lucha

De unos pocos osadía.

Pero jamás perdonaré la mentira

Esa insidiosa perdida

Que se ocupa hoy de mis días.