Hoy es un buen día de aceptación. Poner
el cuerpo en acción a sabiendas de que no importa los kilos que acuse recibo la
balanza hay un objetivo que trasciende: actuar, pensar, sentir, estar en paz.
En ese orden del sentido abismal del tiempo se acerca los no límites, el fin
más lejano, el presente. El presente como un eterno pasado irremediable es un
carcelero claustrofóbico: pretende congelar lo mismo que lo encapsula. La
cabeza vuela, se va de viaje y el Ulises queda cada vez más inconcluso. Días de
verano para ejercitarse, dormir, comer tranquilo, leer y sentir. Año
a año mejorar la propuesta de verano y no caer, no abandonarse a la muerte
próxima, la primera, la del alma enajenada. Tengo hambre de sueños, de lucha de
posesión. tengo hambre de deseo, de curiosidad, de encanto, de esperanza. Tengo
la fuerza del derrotado por la hipocresía, la mochila el deber ser y las
profecías autocumplidas. Tengo legados, tengo regalos. El mayor regalo: la
soledad de los ausentes.
La depresión se oculta, la locura se
oculta, los malos pensamientos se ocultan la miseria humana y los bajos
instintos se ocultan. Todo lo que remite a ser humano debe ser escondido bajo
la escalera, en el cuartito de los cachivaches. ¿Cómo estás? y respuesta
automática, todos estamos bien, rebien, y el Facebook nos muestra siempre
alegres, plenos, llenos de amor y compañía. Automatizados para estar bien y
cualquier otra manifestación responde al orden de lo anormal o preocupante
entonces salen los comentarios, ¿qué te pasó? Nada pasó, la vida misma pasa
llena de muchos más matices que estar siempre pleno y maravillosamente feliz.
Hamsun
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