lunes, 14 de diciembre de 2020

¿De qué tienes hambre?

 



 

Hoy es un buen día de aceptación. Poner el cuerpo en acción a sabiendas de que no importa los kilos que acuse recibo la balanza hay un objetivo que trasciende: actuar, pensar, sentir, estar en paz. En ese orden del sentido abismal del tiempo se acerca los no límites, el fin más lejano, el presente. El presente como un eterno pasado irremediable es un carcelero claustrofóbico: pretende congelar lo mismo que lo encapsula. La cabeza vuela, se va de viaje y el Ulises queda cada vez más inconcluso. Días de verano para ejercitarse, dormir, comer tranquilo, leer y sentir.  Año a año mejorar la propuesta de verano y no caer, no abandonarse a la muerte próxima, la primera, la del alma enajenada. Tengo hambre de sueños, de lucha de posesión. tengo hambre de deseo, de curiosidad, de encanto, de esperanza. Tengo la fuerza del derrotado por la hipocresía, la mochila el deber ser y las profecías autocumplidas. Tengo legados, tengo regalos. El mayor regalo: la soledad de los ausentes.

La depresión se oculta, la locura se oculta, los malos pensamientos se ocultan la miseria humana y los bajos instintos se ocultan. Todo lo que remite a ser humano debe ser escondido bajo la escalera, en el cuartito de los cachivaches. ¿Cómo estás? y respuesta automática, todos estamos bien, rebien, y el Facebook nos muestra siempre alegres, plenos, llenos de amor y compañía. Automatizados para estar bien y cualquier otra manifestación responde al orden de lo anormal o preocupante entonces salen los comentarios, ¿qué te pasó? Nada pasó, la vida misma pasa llena de muchos más matices que estar siempre pleno y maravillosamente feliz.

                                                                                           Hamsun

 


No hay comentarios:

Publicar un comentario