Como todos los años el calendario escolar se fija por
Resolución ministerial los últimos días del ciclo anterior, anticipando las
acciones estatutarias y recreativas del personal docente para el próximo ciclo lectivo
que da inicio los primeros días de marzo, de manera formal. Como es de público
conocimiento a mediados de marzo los calendarios establecidos comienzan a flexibilizarse
para todos los que “luchan y combaten” las medidas presupuestarias de ajuste de
todos los gobiernos de turno. Es el momento en que la docencia argentina es
protagonista y empezamos a encabezar todos los diarios y noticias en todos los
noticieros de aire, en todas sus tandas horarias con el mismo slogan: ¿cuándo
empiezan las clases? El punto es cuando el famoso calendario escolar, cuya
notificación fehaciente es responsabilidad de la directora, no define
claramente cuál es la fecha de reintegrarse a las actividades en la escuela. Todos sabemos que acabados los 30/40 días que
marca el estatuto se acabaron las queridas vacaciones. ¿Qué pasa cuando la
Directora no se toma el trabajo de contar exactamente los días y en un acto
casi inconsciente se equivoca y con una naturalidad obscena da por sentado que
las vacaciones continúan una semana más de lo correspondiente? Nuestra querida Sra. Directora, personaje en
cuestión, en un acto de arrojo, en un intento casi suicida de dar vueltas las
reglas y pervertir las normas, hace caso omiso a las fechas y simpáticamente
saca un pasaje un diez de febrero. ¿Cómo justificará esta estricta directora
matancera, cuyo nombre no develaremos por razones de pudor, que durante años se
dedicó a esgrimir la vara de la justicia diciendo que “como el común de los
mortales, en cualquier trabajo, las vacaciones estaban determinadas cuando sus empleadores
las avalaban y no cuando querían los empleados”? Tuvo que comerse sus palabras dado
que, por error, descuido, o distracción la infracción a la regla la había
cometido. ¡Diez de febrero, a la escuela! Contrario al vox populi promocionado
por los medios, los tres meses de vacaciones no resultaban tales. Aunque consideremos merecidamente ganados,
esta práctica había quedado en la historia de muchas décadas atrás. ¡Debería exigirse en un decreto repositorio de
los derechos vulnerados de los trabajadores de la educación!
No pasaba un año en que la curiosa directora
advirtiera a su personal que “las vacaciones son en enero, que debían ser
utilizadas en ese período”. El “gordo” había logrado que a partir de las
paritarias se cambiara la ley, por lo tanto, quien se viera interrumpidas sus
vacaciones con una licencia médica podría continuar dicho período de descanso a
la finalización del reposo por enfermedad. ¡Zas!¡ Comenzaron a caer todos
enfermos en enero!
Otras de las situaciones que podían presentarse era la
típica: “no nos notificamos en diciembre de qué fecha había que presentarse en
febrero”. En esta categoría de excusas desfilaban una buena parte de la
docencia bonaerense que estatuto bajo el brazo conocía al dedillo los artículos
que hablaban sobre los derechos de los trabajadores de la educación y que
desconocían abiertamente los días hábiles a contar como vacaciones para el
personal docente según la antigüedad que tuvieran.
Allí también el diablo metía la cola… años de
prácticas instaladas hacían de los cuarenta días un derecho adquirido hasta por
las nóveles maestras recién recibidas. La amenaza incumplible de que “se las
puede convocar al finalizar sus treinta días de vacaciones” era irrealizable
considerando que la esmerada directora no pensaba ni loca dejar atrás el verde
y las cálidas aguas cristalinas para ponerse a trabajar con aquellos que
deberían reintegrarse.
“Entendí mal” siempre logra llegar a la conciliación
evitando los enfrentamientos innecesarios con la térmica escolar a 40°. “Perdón,
pensé que nos reintegrábamos la semana próxima… no tenía señal… me robaron el
celular… “: todas estrategias para alargar la vida de ocio unos días más.
Bueno hasta ahora lo habitual, ahora qué pasa cuando
el calendario de feriados nacionales te juega una mala pasada y aún no entiende
la desmerecida directora ¿por qué los carnavales que el año anterior habían
sido en febrero este año son en marzo? No pretendamos justificar, una excusa
más que se suma a la consabida frase “haz lo que yo digo, pero no lo que yo
hago”
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