Ya no espero
nada, sólo salir, asombrarme a la vida y despertarme de este letargo. Día a día
abro las redes, busco en Dios Google la sorpresa, el encanto de que aparezca
algo que venga a descubrir lo desconocido. No encuentro nada, nada me interesa
y sigo haciendo el esfuerzo de tildarme frente a la pantalla como un autómata,
buscando algo, la novedad, algo en que interesar la mente, el cuerpo el
sentimiento. Cuando no existía internet, las personas vivíamos igual, transitando
y charlando con otros una receta, cómo cuidar esa planta, una dieta, o cómo
hacer un trámite. Ya nada se pregunta, todo se googlea. No importa la palabra
del profesor, importa qué dice google, no importa ni siquiera mi propio
pensamiento sino qué se dice en internet al respecto. Sigo buscando y cada vez
el tiempo se alarga más porque más tiempo demanda encontrar la nada. Termina el
día de búsqueda para el día siguiente pensar que algo me olvidé de buscar... ¿buscar
para encontrar qué? La Nada.
Fanzine
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