sábado, 25 de febrero de 2017

Que en Paz descanses...




-Pase, pase!
Pasillo al fondo. La oscuridad y frío de las baldosas setentosas. Afuera cuarenta grados y en ese departamento al fondo la nocturnidad de los cementerios, ausente de vida. Un sol que resquebraja el cemento y deshilacha el asfalto y allí la invitación sepulcral de acceso a lo desconocido.
Manejó hasta el lugar apresuradamente, tratando de llegar a la tenebrosa cita. Sabía perfectamente con lo que se iba a encontrar, no por ello menos inquietante. La hora se hacía y justo en el momento de llegar, a doscientos metros… ¡la calle desaparece y empieza otra!.  ¿Dónde continúa? Qué pasó? ¡si venía bien!. La gallega le dice " gire a la izquierda...gire a la izquierda.. Vuelva a girar a la izquierda". Como en un cuento de nunca acabar las condiciones indicaban que no era un buen día para llegar. El calor no daba tregua y la boca reseca se acentuaba por la ansiedad de llegar a tiempo. Giró, giró y la puerta al infierno se abrió.
-¿Al fondo?
-Si.
Tímidamente comenzó la marcha hasta la lamparita tenue que se asomaba al final del largo tránsito de criptas celosamente cerradas a las miradas morbosas. Una larga fila de PH  se entregaban al transeúnte como invitando al curioso asomarse a lo prohibido. Caminó delante pausadamente, como queriendo no alejarse de su recepcionista que la seguía cuidadosamente intentando no rozar su cuerpo. Caminaba delante sin saber hacia dónde.
Había descendido del auto en medio de la mugre bolichera de un Ramos Mejía muerto durante el sábado a la tarde. Una suerte de desperdicio del paraíso de diversión y goce se desplegaba ruinoso sobre la vereda. La pila de bolsas, cartones, botellas y el olor agrio de los vómitos de una noche agitada se mezclaban con la sed angustiosa que le volvía. Encontró la altura: una puerta vieja rodeada de pastos en los que el tiempo acumulaba  vapores de caños de escape, fluidos de noctámbulos irreverentes y apurados, el polvo de una ciudad en furia, la desidia de una urbanidad desencantada. Departamento cuatro y un portero eléctrico que no suena. Nadie responde al timbre, ni se escucha el timbrazo aunque del otro lado del vidrio sucio, esmerilado por las décadas, se asoman dos metros tambaleantes lentamente deslizándose en un asomo de humanidad ausente.
La mirada sobre la nuca, la presencia de una amenaza detrás, sabiendo que el peligro acecha al final del túnel. Recordó la noticia: una joven mujer había salido de su casa a hacer un trámite y nunca más la habían vuelto a ver hasta dos semanas más tarde que apareció en un descampado del acceso oeste degollada y violada. Le faltaba un molar superior izquierdo. Esto fue lo que permitió identificarla dado el grado de descomposición del cuerpo. Trató de no pensar en eso...
Llegó a la puerta que se abría iluminada y una corte de almas acongojadas se amuchaban en una pequeña sala de baldosas viejas, sillas de caño floreadas muy modernas para los ochenta, y una suerte de cuadritos grasosos que colgaban mustios de las paredes descoloridas. La cerámica renegrida era fácil de limpiar: cualquier salpicadura no se notaría en el desgaste natural por el paso de la vida. El Papa, vigía de la sala parsimoniosa, se asomaba a una puerta donde el café y el té parecían tener protagonismo. Nadie en la sala se movía: respiraban profundamente, exhalaban sin prejuicio, casi con fastidio mientras el enlutado recepcionista despachaba los visitantes que curiosamente salían  contentos y locuaces. En la pared un cuadrito con miniaturas del instrumental del artífice anunciaba la fastidiosa tarea del dolor que vuelve a la vida. Una pinza seguramente hacía las delicias del ensombrecido portero. Unas cuantas espátulas, diferentes punzones con puntas disímiles y una suerte de palanca primitiva recordaba el precio de la felicidad de los huéspedes.  Una diminuta certificación que con pretensiones de título habilitaba el espacio para confiar en el celoso encorvado sepulturero. La foto de Piazzola sin vergüenza se acodaba a la par, como  avalando dos artes símiles.   La barba canosa crecida de varios días y el peso de los años en una humanidad dudosa de dos metros acortados por la carga de sangrantes fauces laceradas se asomó, despachó su último servicio y se dispuso a atenderla.
Entró en el despacho siempre seguida por el cálido aliento de la muerte en la nuca. Intercambiaron datos, e información pertinente y la invitó a tomar asiento en el sillón de las prácticas. Una aguja se metió directamente en el maxilar, un agudo dolor fue seguido de uno aún más intenso, la misma aguja clavada en el paladar. Una leve sensación de adormecimiento en la zona fue sorprendido por la el accionar de unas manos desnudas en la boca que tantearon la pieza intentando hacerle juego, provocando que aflojara tras una maniobra sencilla. No tuvo mucha suerte así que procedió a palanquear con una de las puntas, de un lado, del otro. Ella sentía como se desgarraba una parte de sí, como el cuerpo ofrecía la resistencia necesaria para evitar la extracción: el crujir de los huesos, que te arranquen un pedazo, la mandíbula que se afloja. Se desmayó.
Él retiró cuidadosamente la pieza, limpió con ternura las gotas de sangre que rodeaban la boca, el cuello y la comisura de los labios y casi prolijamente colocó el cuerpo en una bolsa que despachó hacia el camposanto. Final de la labor diaria.

martes, 7 de febrero de 2017

Soy



Tolerante de la idiotez suburbana,

graciosa ironía de la vida empática;

apasionada del encuentro con la tristeza,

pujante cuando el destino del egoísmo arrecia;

impetuosa y rebelde frente a los sueños,

fuerte frente al embate de los tiempos;

lindura superficial y anecdótica,

constante de fidelidades absolutas;

trabajadora incansable, rutinaria e iracunda.

 

Impaciente frente a las acciones simples,

ansiosa ante las simples acciones.

Arrebatada en el hacer de las acciones,

atribulada por haber concluido las acciones.

Ambiciosa en la búsqueda...

de las acciones, perfeccionista

del hacer, consumista de experiencias...

de la experiencia hecha objeto de consumo

del consumo de la vida y la pervivencia

de nuestras almas subsumidas, esencia.

 

martes, 17 de enero de 2017

Escena de lo Dos

 

                               Sí te robo la PALABRA

                       el SILENCIO del encuentro

      me derramo en las delicias de las noches sin ensueño

 me             REENCUENTRO en tus voces canturreadas,

                   en los saltos, en el tiempo

   en el ritmo de tus cuerdas

                  REMEMORO, y despierto a las luces de una vida

allá lejos, hace tiempo, entre humo y nostalgia

en el café de los sueños, la esquina donde emociones

juveniles se gestaron, brotaron, surgieron,

dieron lugar y          CRONOS

hábil señor del destierro               fecundó la idea

acercó las almas, anidó las voces         en la VERBA fecunda  

                    soliloquio absurdo el recuerdo.           

viernes, 6 de enero de 2017

Choluleo norteño (copla)


Ay se viene, la cholula con su celu a la cintura
busca busca, un buen cuadro, en la selfi del hartazgo.
Su mirada, viene y teme el encuentro tan deseado
son sus héroes, ya cansinos, que lo creen desatino.
Pero ella no le importa, son maestros de su historia
sus poetas abandonados, por cansancio, desengaño
de las noches obstruidas en lecturas aburridas
que al pasarse de los años fueron luces del opaco
sumidero de la vida que dejaron sus heridas
las palabras de los dioses recupera su sentidas
emociones enajenadas ante la realidad encontrada.
Y choluleando voy bajando esta cuesta pedregosa
voy buscando mis maestros que me esperan en la cima
de los nobles, los sensibles, los artistas, los nada
los que regalaron palabras, su música, su poesía...
Choluleando, no me avergüenza verte y vernos
reflejarnos en el iris de los sueños que abrazamos
Choluleando me arrepiento que mi felicidad
no haya quedado inscripta en la foto del recuerdo
de los días en que  un instante compartimos
aunque nada represente la banal hipocresía
mi corazón siempre estará lleno de melancolía.

jueves, 29 de diciembre de 2016

Remolcador de Sueños ARA Guaraní



Gracias por la alegría,
por el encanto del encuentro día a día,
por las palabras que ya no son necesarias ser dichas,
por el momento mágico de la vida.
Gracias por la enseñanza,
por las mañanas de lecturas y debates.
En desencuentros y miradas atónitas
se construyó la realidad frente al embate..
Gracias por el silencio del aprendizaje inesperado,
descubierto de la sorpresa anhelante
frente al conocimiento de la exigencia
sopesada en desafío.
Gracias por la paciencia
madre sabía de los años transitados
de caminos trillados, resecos y abonados
con el magma de sus fuerzas alocadas.
Gracias por el arte que despliegan sus paredes
por el mate estimulante de las mañanas
por tu oreja siempre presta
a banales trivialidades
por tu alma que cobija
crecimiento y desencanto.
Sueños alcanzados.
energía y el karma.
Remuelca mi alma en estos días laxos
tus risas agolpadas, la enseñanza: el encanto
de aprender gritos desahogados,
alegrías pernoctadas, preocupantes,
fútiles, lamentos ajenos
de los que no han transitado:
el espíritu educado.

martes, 13 de diciembre de 2016

Forty Five

Finalmente convencerse de que los lazos no son eternos, que nada ni nadie es necesario e imprescindible. Así como te encontré y fuiste todo , mi luz y mi esperanza, un día dejaste de pertenecer al universo  y me caí y desperté. Eternidad de las células que que duplican, eternidad de la pelada presente o los kilos acumulados, eternidad de un malestar incesante... descarte de tu proclive deseo a la insatisfacción, a la incomodidad, a la exigencia extrema de ser lo que no soy. Ser aquello que otros esperan que sea, sin saber muy bien quién soy.  No estabas, pasaron veinte años y recién me doy cuenta de que no estuviste. Sólo cuidado y manutención,  la educación que pide recibir un niño frágil y susceptible a creer lo que le dicen. De repente crecí. No se cómo ni cuándo fue. Y ahí estaba, sola conmigo y la incomprensión.  Qué hice mal se pregunta ese niño que alguna vez fui?  Por qué nací si no modifica nada  mi presencia? Nadie es imprescindible, es más, algunos estamos de más porque siempre habrá alguien que reemplace esa ausencia... Una madre puede faltar pero no faltará alguien que dé todo su amor, un padre ausente y allí estará quien cumpla mejor el rol y mi amor puede morir esta noche y mañana descubrirás aquello que no has visto. Nada es tan importante ni a nadie le interesa tanto nada. Un aniversario más que recuerda el Facebook para quedar bien con aquel saludado. Y en el fondo la intriga de saber para que estoy... nada hubiera pasado sin mi presencia. Hubieran transcurrido las vidas de los otros como transcurren todas las vidas. Condenado a vivir en la insatisfacción plena.

jueves, 1 de diciembre de 2016

La tristeza corroe el alma




Responsabilidad de los cuerpos: comparten el peso
 de la  vida anquilosada y resuelta,
de las puertas a una paz lábil y escueta; 
un enemigo en lucha siniestra.
 El mandato incesante del miedo
frustración ante el encuentro perimido 
creación  bajo la palabra cautiva
reprimido goce contra el deseo.
Y la acción es la queja impoluta
 la infelicidad aceptada por el mísero. 
Entregar,  aprisiona el ser querido
enseñar, domestica el rebelde suicidio.
 Tradición doctrinaria, herencia infiel: 
Cultivando  la búsqueda neurótica 
la locura regala llanto, exorciza
los vejámenes y la fuga,
son lectura, las palabras transfiguran .
Y los cuerpos escapan
reniegan en busca de lo propio
pero nada encarcela esas almas
no hay mandato ni enemigos
no exigencias ni trabajos
solo el miedo  ridículo: fragilidad
 de la vida no vivida. 

domingo, 20 de noviembre de 2016

Terruño






Desde las entrañas del conurbano bonaerense implorantes reclaman elevando sus ruegos a un futuro cargado de incertidumbre...

Autofoco


Pixelada  mi imagen. Por tus manos 
pincelado mi cuerpo. Con tus brazos 
coloreada mi alma.  En tu mente
diseñados mis sueños.Hacia tus noches
mi sexo encantado por tus venas. 
Ante tu aroma,  desgajada mi piel,
entre el perfume, la mirada camel de tus ojos.
Perdida  mi sonrisa  ante los otros, escondidos
mis pesares... el ala  tu cobijo,
mi alegría que se arriesga según pase
los días de la  vida, absorbida.   

sábado, 5 de noviembre de 2016

La vida como oxímoron




Desde la eternidad de los tiempos miro la desazón y el desencanto pegajoso del dulce aguachento del vino rebajado, de tu luz apagada bajo el minipam quemado. Es mi encanto nostálgico que no quiere hacerse fuerte ni acabar con la tristeza porque no habría otro signo de aquella quien desprecia la vida por simple ocio. Es la quietud del cuerpo que adormece el alma y lo lleva a los infiernos de las aparentes alegrías infames, de la imagen de los dones inservibles. Pensar el qué, el cómo el por qué para llegar a la nada y el tormento de la locuaz mudez que me taladra obligándome a pensar en exageraciones contradictorias. La vida como oxímoron y la hipérbole como filosofía.

Infame la hipérbole reclamó su espacio: ni una sola mujer en la tierra podría explicar lo qué es ser mujer. Ese encanto lleno de imperfecciones hace de ella sublime ejemplo de la precariedad del hombre...

Los tres puntos atormentan para intentar sostener lo aparente, esa profundidad de manual de ortografía decimonónico que dejó las reglas en las postrimerías de la poesía. Novalis se mi musa insospechada, desconocida y olvidada. La doble abstracción es un vicio enajenante y narcótico. Lindo encuentro el de la soledad, la juventud de la mediana edad y la belleza reunida en una noche de ironías.  Aquel más amado se encuentra en un espacio ridículo descentrado del deseo y aliado con la impotencia. Aquí estamos yo y yo esperándome. En busca del tiempo perdido te dirán los amantes del afanoso intelectualismo vejestorio. Aquí te digo yo. Aquí conmigo y sin ánimo de sorprenderte, rotunda aliada del mal.

Anáfora inútil de tu nombre reiteradamente obsesivo que me atormenta y me desangra.            



miércoles, 5 de octubre de 2016

Cortés y el Emperador, el inicio de una saga.








 

Cortés: el inicio de una saga.

Cortés es un perro, sólo un perro que adquirió ese epíteto tras varias botellas de Merlot y el cierre de una tesis de graduación sobre la conquista española. Cortés Merlot Martínez honra con su porte impetuoso el símil con el que se lo asocia.

Y fuiste tan chiquito que alguna vez creí en tu inocencia. Te presentaste así, sin pedir permiso, imponente en esos treinta o cuarenta centímetros de vida. A los gritos, demostrando autoridad nos dijiste a todos que algún día crecerías para salir al mundo a hacerle frente y dejar atrás la casa paterna. Te creí, creí en tu inocencia y en tu desenvoltura, en tu pecho fuerte, haciendo frente al mundo y con la violencia necesaria de los Conquistadores. Tu llegada signó de renacimiento a la familia. Sabíamos que lo que ese día se unía por el amor no podría desunirse por las diferencias, ni las discusiones, ni siquiera por un par de gritos arrebatados, o un castigo mal dado.

Hoy con tu mayoría de edad todavía el mundo es un lugar incierto, todavía salís desbocado al encuentro de lo nuevo, todavía aullás en las noches de miedo a que toquen un ser querido y demostrás tu desencanto frente a la ausencia. Todavía esperamos tu adultez ansiosamente, recurriendo a las más variadas estrategias: te llevamos de la mano, te enseñamos a moverte, te alimentamos el alma y el cuerpo, te ponemos límites. Creí en ese ser fuerte y respetuoso del nombre que se te imponía, el Conquistador...creo ahora que tu fuerza hará frente al embate de la vida y lograrás tu destino, hijo mío…

Una tarde de verano, en los profusos bosques de Ezeiza, su naturaleza salvaje y violenta se desplegó.

Corrías desbocado esquivando astutamente las barreras que se presentaban a tu ansiosa necesidad de libertad. Las aguas estancadas no eran un impedimento para tu desborde, ansioso, buscando el límite para la osadía, no respetabas llamados ni advertencias. Sudoroso, tus ojos estallaban de felicidad y excitación.

Las fauces agitadas y babosas anticipaban la cruel respuesta. Fue tal la manifestación irreverente de aquella tarde que el entrenamiento se hizo indispensable.  

Cortés, el Emperador

Has vuelto al paraíso que dejaste arrasado y melancólico te muestras frente a una naturaleza desconocida. Te exhibes, pero estratégicamente analizas el modo, el día, el tiempo en que tus fauces demoníacas venguen los espasmos de la autoridad ilusoria de tu dueña.

Cortés, Conquistador desacatado

Cortés, el Conquistador, mostró sus prácticas de empalamiento apenas se intentó domesticar su rebeldía reconcentrada. Así como el Rey había advertido a su homónimo (que no estaba autorizado a la conquista y aquél desoyendo las órdenes salió a la matanza de los dueños de la tierra), vos bestia desacatada mordés la mano de quien te da de comer pretendiendo apropiarte de lo que no es tuyo. Perruno del demonio, elegido está tu destino en tu nombre. ¡¡Cuidaos de las represalias de la Reina cuando decidas volver al hogar!![1]

 

domingo, 18 de septiembre de 2016

Clarita


Clarita.
                                                                                                 Al Maestro
Yo quisiera regalarle algo a mi seño… mañana es su día… cuando yo cumplí años ella se acordó! Miró el cartel que habíamos armado entre todos, dónde habíamos puesto el nombre de cada uno y su fecha de cumpleaños y ella se acordó!! Puso el día, dijo que abriéramos el cuaderno y pidió a todos que miraran el almanaque y se fijaran que día era hoy: El cumple de Clarita Ezcurra!! . 
Anoche me acosté dando vueltas en la cama y pensaba y pensaba, y me dormí pensando y la ví envuelta en flores como le gusta a ella venir, todos los días con una pañoleta de colores diferentes, combinando sus uñas cada una de un color diferente con el color intenso de sus labios rojos y la pañoleta de colores haciendo juego. Y ni les cuento cuando trae un perfumito que ya nos dijo que tiene poderes mágicos, cuando terminamos de copiar a tiempo nos rocía, hacia el aire,  y el olorcito se expande en el ambiente un aroma especial que nos hace especiales porque sabemos que en ese instante… ¡que no vuele una mosca porque se viene la hora del cuento! Y allí nos quedamos todos, cómo que va a aparecer un fantasma por la puerta escuchando atentamente pero inevitablemente aparece alguien, siempre alguien aparece… y el cuento se corta pero la seño no se enoja porque seguro que nos cambian el tubo de luz, pero otras veces sí se enoja, porque se tiene que poner a leer algo que le manda la directora con una de las porteras y ahí, cuando mi seño se enoja y encima se cortó el cuento yo también me enojo pero enseguida suena el timbre de recreo y se nos pasa. Salimos al recreo y yo pienso que ella se acordó de mi cumple y agarro las dos monedas de un peso que me quedaron de los mandados y compro en el quiosco dos chicles y uno se lo regalo a  mi seño. Y de repente me pasa por al lado la del año pasado, con su pelo lacio larguísimo, tan largo  que me hace acordar a Razpuntzel y me la imagino, tirando su trenza salvadora para poder encontrarse con el príncipe. Pero estos momentos duran poco dado que ya pasó Roberto por al lado corriendo a las patadas limpias con Faustino y entonces se escucha a lo lejos la voz de la bruja diciendo “terminó el recreo” y ahí suena de nuevo el timbre y todos salimos corriendo como si realmente un ogro hubiera aparecido para comernos. Esto también dura unos breves instantes, el griterío es interminable y la sensación de seguir corriendo y que no descubra que no hicimos caso es más emocionante que el miedo que pretende infundirnos con su presencia. El griterío, las corridas y empujones son lo más divertido de salir al recreo pero no se compara al momento en que entramos al salón y aparece la bruja, ¡realmente aparece! para terminar el cuento que quedó pendiente, aparece y nos dice con esa voz que la seño sabe imitar: los comeré a todos!!! Y ahí, si me da miedo, parece que la seño se trasforma, pero es un ratito nomás y se me pasa.
Y vuelta a casa y debo pensar cómo hacer. Mañana es el acto del Día del maestro y seguro Etelvina, le va a regalar algo lindo, porque ella siempre le lleva algo que su mamá le compra para la seño, porque su mamá siempre le compra cuadernos de tapa dura y ya forrados, con etiquetas de princesa. A mí no me importa mucho eso, pero si me da bronca porque cuando ella borra no se le hace un agujero como a mí y la seño siempre le pone excelente.  Escucho a mi mamá todos los días sacar corriendo al perro de los malvones,  pero esa mañana tome coraje. En puntitas de pie con un pan en la mano para que Mendieta no me delatara, me arrimé al malvón y arranqué una ramita.  La escondí cautelosamente en la mochila pero entre tanto manual que tenemos quedó medio apretada.
Llegué a la escuela y fué la sonrisa de su pelo enrulado, fueron sus pecas que le cubrían el rostro, fueron sus ganas de mostrarme algo que nos había traído para hoy, que me hizo abrir la mochila rápidamente, justo cuando Etelvina le daba un regalo en papel celofán todo envuelto  y yo le gané y le dí a mi seño el ramo de flores que ella agradeció con muchos besos y abrazos dejando a un lado el celofán que llevaba más tiempo abrir. Y entonces, fue ese día, cuando volvía a casa y Mendieta  estaba atado por haber roto las plantas, que me dí cuenta  de lo que quería ser cuando fuera grande.


miércoles, 14 de septiembre de 2016

Luzbelita


                                                                    Lunes, 12 de Setiembre 2016. González Catán

Fiscalía N° 1 La Matanza. Pichincha y Varela. San Justo.
Tengo 12 años. Tengo que contarle mi historia porque ya varias veces ustedes han citado a mi mamá a esta oficina, a mí me han dejado sentada en el pasillo y cuando salimos de ahí siempre un problema. Que la guita no alcanza, que tu padre no sé dónde anda, que la escuela no la ayuda…
Un día la Directora del colegio me llamó a la dirección para preguntarme si andaba todo bien por casa. ¿Qué sabía, qué había pasado?. Vivo en el Partido de La Matanza, siempre pasa algo… A veces te enterás que el vecino del fondo tuvo que mudarse porque se peleó con otro y vino todo el barrio a quemarle la casa, otras veces es mi amiga,  la que no vuelvo a ver porque la madre debió mudarse porque el padre abusaba de ella…
Esta vez me tocó a mí. No sé por qué razón pero ya empecé cuarto grado cinco veces en siete escuelas diferentes. Vamos para acá, vamos para allá y ese hijo de puta de Roberto que no me deja en paz. Que tráeme vino, que vení y sentáte acá, que hacéme caso, que lava los platos, y tras el revoleo de patadas o el empujón,( porque yo no tengo ganas de que me anda mandando),  encima a mamá siempre le anda diciendo cosas, que con quién andas, que qué hiciste esta tarde…
Y dale que vamos de un lado para otro, que a la casa de la abuela, vuelta con el Roberto, que a la casa del abuelo en capital y otra vez el Roberto maldito.
El otro día escuché que se cumplía un aniversario por la muerte de Roberto Sánchez… igual que el Roberto… pero estaba allí sentando, sonriendo con la noticia, le había causado gracia… a mí también!
Un día más  ingresé   al 4° grado A turno mañana. Esta vez fue mi tía que me llevó al colegio porque me veía en la casa todo el día y el maldito encima mío.
La niña fue inscripta por la Sra. B quien refiere ser la tía de la niña. Concurre con un pase de la EP N° x, sita en Barrio x, Km x, Gregorio de Laferrere.  La Sra B se hace presente en el Equipo de Orientación Escolar de la EP x para comunicar que la niña era golpeada y maltratada por su madre la Sra. C.
Nuevamente lo primero que pasa cuando entro a una escuela nueva es que tengo doce y aún no logre pasar de cuarto grado. Esto hace que empiece a escuchar que “la mando al gabinete, para ver que pasa ahí”…. Después de este primer día de clase citan a mi mamá y dale que va, todo empieza de nuevo, al tiempo otra oficina, el Roberto que va y viene y nosotras de la casa de la abuela a la del abuelo y de allí a lo del Roberto en Barrio Independencia.
Esta vez la tía se puso firme. Un día vino y le contó todo a la asistente social. Lo sé porque al otro día mamá estaba como loca, me dijo que a esa escuela no iba más y que si venía alguien a buscarla a ella o a Roberto saliera y les dijera que no había nadie.
Después de eso Leticia, mi mamá, (que le gustaba que le dijera por su nombre y siempre me decía que la podía llamar por su nombre porque aún era una chica joven y mamá la hacía sentir más grande) me propuso quedarme a vivir con la tía. Hablaron entre ellas, yo no sé muy bien que decían pero Roberto se escuchó varias veces. La tía era la hermana del maldito, pero conmigo era muy buena a pesar de mis primos que cuando ella no estaba aprovechaban para decirme  “¡sucia, andate a tu casa!”
-Yo con mis  tíos me llevo muy bien. Mi mamá debe resolver algunas situaciones…  
–¿Y cuáles son esas situaciones Luz?
-Mi mamá me golpea porque el Roberto se enoja conmigo porque no le hago caso.  No quiero vivir con ella, ni los fines de semana, me quiero quedar con mi tía. Roberto me reta cuando no hago las tareas o traigo malas notas
Me preguntaron también muchas cosas, que no quise contar porque ya las conté muchas veces y el maldito sigue ahí. No sé por qué mi mamá putea siempre repitiendo “que te voy a dejar con tu padre… ¡si supiera dónde está!”
El mismo día que entré a la escuela nueva con mi tía me la pasé en el gabinete, ni ganas tenía ya de ir al patio, no conocía a nadie y encima todos sabemos que si estuvo en el gabinete por algo raro es…
Me fui con la tía, pasaron los días y yo le decía que no tenía ganas de ir al colegio porque ahí no conocía a nadie, encima… si me preguntaban algo qué iba a decir …¿¡qué mi mamá me dejó con mi tía porque tenía unos problemitas!?. Llegaron las vacaciones de invierno, pasaron unas semanas de muchas lluvias… era imposible cruzar el campo sin quedar embarrado hasta las rodillas, así que de la escuela mucho no hubo. Un día apareció en la escuela, tras un par de meses, con alguien más.
La maestra me hizo juntar las cosas.  Vuelta al gabinete, ni sabía todavía cómo se llamaba mi maestra. No había ido desde hacía largo tiempo pero el tiempo había pasado porque esa panza con la que apareció Leticia no estaba la última vez que la ví. Aparentemente me quería llevar y como nadie la conocía en la nueva escuela no le permitieron que me retirara. La revuelta no se hizo esperar: atrás de ella apareció mi tía, una policía vestida de azul, otra que me llevó al patio y los gritos que se escuchaban desde lejos.
La Directora que hablaba del “Servicio Local de Protección de Derechos  del niño”  del km 29 de González Catán. Sé con perfección el nombre del lugar… cada vez que pisaba una escuela nueva caía en lo de Roberto o en lo de los abuelos una nota que yo trataba de descifrar para descubrir si la mandaba la maestra, la directora o quién. Tal vez, ese que Leticia dice que no aparece… ¿mi padre? No es acaso el maldito mi papá. Nunca le dije papá no sé muy bien porque, tal vez porque nunca tuve nada que decirle.
Y ahí mirá lo que me vengo a enterar y me lo cuenta la gordita de azul que se hacía la simpática para que yo le hablara y yo que ya no tengo más ganas de hablar de nada la escucho como desde debajo de la cama, en ecos que se pierden a través de la colcha que cae protegiendo el universo.
Ecos de que la tía es la hermana del maldito, claro, ya le conté señor juez esto, pero mire usted cómo me vengo a enterar que la tía  se había puesto de acuerdo con mis abuelos para tenerme en su casa mientras Leticia tramitaba su panza a punto de estallar. Me dice la simpática:
-Todos te queremos ayudar Luz. ¡Mirá cómo los abuelos ayudan a la tía para que a vos no te falte nada!.
La tía que no era tía, la abuela que va y viene y el maldito que no es nadie más que un maldito.
Y ahora quien es el que está por llegar, ¿mi hermanito?. En la escuela la maestra nos había contado un cuento sobre una nena que cuando le pasaban cosas que no quería se defendía gritando muuuyyyyy fuerteeeeeee!!!!
Ese día quería ser esa nena, la del dibujo con fondo oscuro que tiene una boca muy grande para gritar tan fuerte que arrasara todos los eucaliptos del campo y los caballos que pastan allí todas las tardes salieran volando por la fuerza de mi voz.
El eco y el aliento nauseabundo de la simpática me hacían pensar más y más en la idea. De pronto me di cuenta, la luz atraviesa los bosques cuando está saliendo el sol y venimos caminando por el campo para llegar a la escuela, da confianza en las noches en que se corta la corriente en todo el barrio y prendemos una velita hasta que se apaga y nos quedamos dormidos, la luz permite ver aquello que se esconde en la oscuridad,  y ¡Luz era mi nombre!.
Así que como la nena del grito pensé, pensé e imaginé tener un poder superpoderoso que irradiara luz para alejar las cosas malas, eso que me hacía sentir miedo en la oscuridad, las manos que se acercaban bajo las sábanas en medio de la noche. Era luz que con doce años me  había mostrado aquello que no podía ver porque no tenía aún este poder que tengo ahora de ver las cosas, por eso se lo estoy contando, Señor. Ahora puedo ver porque me di cuenta que tengo el poder de la luz. Leticia quiere que me vaya con ella, yo no quiero. Leticia me llevó al Durand y ahí vuelta al servicio local. Leticia está presente cuando Roberto me dice mentirosa y otras cosas y Leticia me mira, resignada y sin fuerzas.
-No quiero ir con Leticia le digo a la simpática que en el cono del eco ya no sé qué decía. Se escuchaba el tono de reto a Leticia, el tono de “te voy a cagar a trompadas de mi tío”… que no es mi tío…
Y el griterío seguía, y Leticia me agarra de un brazo y me arrastra a la parada del colectivo para ir a parar a vaya saber dónde con la panza y el maldito.
Y la luz se hizo presente milagrosamente, se apareció de repente tras el colectivo que se asomaba, se cruzó intempestiva, sin problema, rapidito, como me decía ella al cruzar la calle. ¡Rapidito, rapidito!, se atravesó en el camino de Leticia y sola quedé allí parada mientras los vecinos buscaban el cuerpo de Leticia una cuadra más allá la Luz se alejaba sin explicaciones, sin culpas ni rencores.


martes, 13 de septiembre de 2016

Diario de la Profe

Diario de la Profe.
Corriendo como todas las mañanas, intentando dar el ejemplo y no cargar con mi estrés de culpa el inicio de la clase entré en 5° 2° para encontrar una media docena de caras semifrecuentes entre la veintena que debería estar allí para disfrutar del “encuentro”. Siempre entro recalcando la alegría volver a verlos tras semanas de paros, ausentismo docente por enfermedad, otras cuestiones burocráticas ajenas a la responsabilidad docente y siempre recibo de ellos un “¡y si usted no vino!. Tras ese hermoso recibimiento abrimos libros y carpetas para ver dónde habíamos dejado y descubro que siempre fue mucho más el recuerdo de la clase en la que habíamos discutido “Cabecita negra” o la lectura antiperonista de “Casa tomada” que lo que había quedado plasmado en la carpeta. Pregunto si pudieron hacer el relato recuperando el concepto del “cabecita negra” y vuelven a surgir las historias de discriminación, el uso del término negro de m…
Ahora… ¿qué pasa? Pudimos hablar mucho al respecto, pudimos dar ideas de cómo comenzar un relato, pudimos establecer los narradores, pudimos desterrar el prejuicio de que la narrativa puede basarse en un yo, pero principalmente no debemos pensar que “Ese es yo”. Siempre insisto en el concepto de que al igual que otras materias el conocimiento lo tienen ellos, lo expresan lo cual no quiere decir que “sean ellos”. Obviamente es inevitable, la resistencia parte de la lectura de textos que los atraviesan directamente, que los interpela y vinculan con la propia vida. Los textos  les pregunta quiénes son, por qué les tocó vivir esa realidad. Es la imposibilidad de la escritura de  Semprúm, es “escribir o vivir”. Encontrar como Barthes que uno escribe por aburrimiento o para no agarrar una pala y cavar su propia fosa es una tarea no del todo sencilla cuando el mundo se presenta como un lugar inhóspito ante el cual la “escritura del yo” es una válvula de escape acerada, replegada y oculta para evitar sucesivas perturbaciones o liberaciones inservibles, que no pueden modificar las condiciones materiales, sociales, emocionales de esos jóvenes. La consigna muchas veces queda irresoluta, se resuelve grupalmente o empecemos a “flashear chicos” : “se puede vivir sin pensar…” termina el cuento de Cortázar y  yo lo planteo como pregunta. Automáticamente salen las disertaciones más elocuentes, ahora, frente al “Cabecita negra”, frente al “Gato negro” , la cosa se pone más difícil. Está en  juego ¿¡quién soy!?. Comienzan las preguntas: ¿está bien cómo voy, puedo poner así, me lo lee, risas, comentarios grupales pero no hay escritura…? Como dice Arfuch, “todo relato de la experiencia es (…) expresión de una época, de un grupo, de una generación, de una clase, de una narrativa común de identidad” (2002: 79). Una identidad que en este caso entra en desasosiego y le cuesta  distanciarse para poder narrar lo que conoce y de aquello que está muy distante, le cuesta encontrar las palabras para representar lo que desconoce. 

¡Tilinga, me dicen! (milonga)

Tilinga me dicen, a mi no me importa
ni siquiera entiendo cuál es la desazón
por quererme siempre por comprarme ropa
por pensar que todo es es día de hoy.

Aquellos que al mundo miran de reojo
yo encaro segura, con tarjeta en mano
disfruto el estreno del olor a venta
rebaja del shopping, oferta de verano.

Descubrir un día que mi fiel amiga
en parte a este trío ya pertenecía
a esta casta noble de desheredados
por negar el mundo de los marginados
por interesarnos en las promociones
por juntar talones de comida rápida
por la instantánea  del Facebook y la selfie
a la política dicen:¡pasemos a un lado!

Compromiso absurdo mirar noticieros
para que repitan el eterno entuerto
de coimas y robos, de balas atroces
de mafias políticas, que piden apoyo.

Dejaremos todo en un vuelo a Buzios
pensaremos sólo en lo que nos pasa
habrá mucho tiempo para el futuro,
me lo dijo un sabio, íntimo diario
de las letras noble, Cosmopolitan necesario!.

Qué carajo importa pensar en serio!
cuando con mis veinte puedo tener el cielo
sin preocupaciones ni demanda alguna
el futuro incierto es una fortuna.

Descubrí el encanto de las mentes lábiles
soporté el escarnio conserva de  adultos
compartí el placer efímero y débil
de noches con sueño, pérdidas de tiempos
de charlas fugaces y emociones frágiles
pero... quién me quita lo bailado!

domingo, 11 de septiembre de 2016

Mi Mariposita (tango)

Mi Mariposita desenfunda
Que por las tardes me das amor
En qué otras flores fuiste aleteando
En qué perfumes regaste Sol?
Mariposita intrépida y fría
Son tus colores mi luz, mi Dios
Y en las noches solo, arrumbado
Humores tuyos me dan calor
Y aquella  tarde en el crepúsculo
Te vi rondando aquel cardón
Que solo néctar de sucio encanto
Tus veleidades desinhibió
Fueron mentira esos colores
que tus aromas darían voz
A este pobre poeta muerto
 voraz de sueños y desamor.
En la lujuria de aquellas tardes
Mi néctar puro te humedeció
sigo buscando, en esas alas 
cópula firme de aquel amor.
Mariposita desprejuicia
Dejaste todo, dejaste el Sol
y aquel ocaso, cienes plateadas
Efímera  vida guardó el sabor:
Besos profundos, aroma de amantes
 y el renacer de la ilusión. 

Tema: mi perro

Has vuelto al paraíso que dejaste arrasado y melancólico te muestras frente a una naturaleza desconocida. Te muestras pero estratégicamente analizas el modo, el día el tiempo en que tus fauces demoníacas venguen los espasmos de la autoridad ilusoria de tu dueña.

lunes, 5 de septiembre de 2016

Alfonso y el nacimiento de la escritura. En "Disidencias" Concurso literario Municipalidad de La Matanza. 2019




Alfonso y el nacimiento de la escritura

El rey faze un libro non por quel él escriva con sus manos mas porque compone las razones d'él e las emienda et yegua e endereça e muestra la manera de cómo se deven fazer, e desí escrívelas qui él manda. Peró dezimos por esta razón que el rey faze el libro.
Alfonso X el Sabio, General estoria I, f. 216r.

 





Sentados prolijamente un día apareció la profesora de Literatura. Radiante de luz con su cabellera rubia y su sonrisa plena. El pelotudo de Alfonso no dejaba de hacer chistes racistas e intentando demostrar todo el tiempo su “conocimiento del mundo”, detallando uno a uno los aeropuertos internacionales. Casi era un juego demostrativo de opulencia y obscenidad gesticulante, donde cada profesor que entraba lo ponía a prueba en el afán de ver si lograban hacerlo errar (aunque ni ellos mismos supieran la respuesta). Un efecto milagroso del poder, ser hijo de la jefa de preceptores. ¡Lo que puede significar ser parte de las instituciones desde adentro, desde el lugar de aquellos que disponen ¡“qué está bien, qué está mal y cuáles son las reglas del juego”!. Unas reglas descocidas y desacatadas por ella, quien entraba al mundo del burgués más recalcitrante.
Ella que sí conocía el mundo porque con seis años  ya había recorrido la capital de punta a punta y todos los días. Desde que era pequeña tomaba el colectivo que la dejaba a cuadras de su escuela primaria, para llegar muchas veces empapada porque la lluvia la había agarrado en medio del trayecto. Ella que con su guitarra al hombro (que medía tanto como su estatura) se subía a la bici para ir a tomar sus clases y seguir descubriendo  la sexualidad, el encanto malsano de los hombre mayores, o la cortesía galante del adolescente. Sí,  con seis años podía definir lo que era  un hombre de lo que era un mamarracho burgués haciendo gala de su dinero y su mundo de cartografía para congraciarse y conquistar simpatías.
Conocía el mundo del trabajo, del olor a pegamento de zapatos impregnado en la piel, de los guardapolvos azules manchados de café y Poxirran, de la ropa del barrendero que se la quitaba instantáneamente apenas  cruzaba la puerta para no contaminar el ambiente familiar. Venía de la escuela denostada, no del Normal, pontificador de los grandes valores educativos de la sociedad. Venía del Nacional, aquel al cual había sido enviada por falta de vacantes por aquellos que ahora amenazantes le advertían “mirá que esto no el Nacional 13”. Ese fue el recibimiento cordial y afectuoso de la Institución a la cual quería pertenecer por amor a la educación y las letras. Sabía a qué se refería, a la camaradería de una cerveza compartida en la esquina de la escuela, a las rateadas para filosofar sobre la vida, al sonido de una guitarra entonando “Hubo un tiempo que fui joven, y fui libre de verdad, guardaba todos mis sueños, en cajitas de cristal..”. Seguía guardando sueños, seguía acrecentándolos por las noches. Con sus lecturas viajaba en globo en 80 días, vivía 1001 noches en Arabia y derrotaba molinos de viento que habían llegado a sus manos en pequeñas dosis semanales. Fascículos bellamente  ilustrados se iban amontonando y esperando ansiosamente que viniera aquel que le sucedía para descubrir que resultaba de la anécdota anterior. Un día, al finalizar las entregas semanales fueron cocidos a mano, por ella,  encuadernados con cuerina y dos tomos pasaron a formar parte de la biblioteca que iba creciendo.
Un día llegó un vendedor que tocó a la puerta, desencantado ya de la venta infructuosa. Tomó asiento y logró vender el Sopena de cinco tomos verdes militar y letras doradas en el lomo y una Enciclopedia de animales llena increíbles fotos arrebatas al mundo natural.
Y cuando la profesora cruzó la puerta, sabía, lo presentía, que había hecho contacto. Un universo conocido se puso en palabras, una consigna de escritura tras la lectura del primer capítulo del Quijote que había que traer leído. “Quiero que continúen la historia pero escribiendo a la manera de Miguel de Cervantes Saavedra”. Escritura automática, inspiración, conocimiento previo..salió naturalmente. El reconocimiento llegó validado de la mano de la autoridad. Alfonso debió retorcerse de furia. 
La profesora logró rápidamente travestir el universo de máscaras malogradas. Tomó las riendas del discurso y puso límites a las divas pervertidas de opulencia.  Alfonso el Sabio, había quedado en evidencia y de su mano sabía lo que nunca querría ser: aquel que  no podía ponerse en el lugar del otro, ni jugar la aventura de cambiar  “el traje del emperador” o pasar de rey a mendigo. Ella quería  interpretar la  aventura del loco, del excluido, del que busca en los molinos de vientos la lucha contra el sistema.

                                                                    Locuaz Mudez